Ser artista independiente en Ecuador es, en otras cosas, una lucha que se libra a día a día, pero no tiene que ser en solitario. La Sociedad de Autores y Compositores Independientes de Ecuador (SACIN) es un ejemplo de cómo la organización colectiva es una de las respuestas de cara al futuro, a pesar de los impedimentos legales.
Por José Luis Jácome Guerrero*/ @Vaporkamayoc
La escena musical independiente[1] en Ecuador está conformada por muchos músicos y bandas talentosos. Si bien existen excepciones con éxito comercial, la mayoría de los artistas independientes se mantienen activos a través de presentaciones en vivo, ventas de discos, merchandising o donaciones de seguidores.
A pesar de los obstáculos, de los bajos ingresos y la exposición limitada en los medios de comunicación tradicionales, los músicos independientes han empujado constantemente los límites de sus escenas. Sus propuestas, cocinadas en la independencia, por lo general, tratan temas tabúes y, a menudo, contienen elementos de rebelión o subversión contra las normas sociales y comerciales. Por eso, han usado circuitos, redes alternativas, autogestión, giras esporádicas a nivel regional y otras metodologías de supervivencia en el mundo digital para continuar ejerciendo su arte.
En este país, los músicos independientes son incomprendidos por los medios tradicionales de comunicación, y las instituciones en general, a pesar de su amplia diversidad de géneros. Esto los ha llevado a organizarse y desarrollar métodos innovadores para producir, circular y vivir de su música e intentar proteger sus derechos de autor.
En ese sentido, se puede mencionar como caso particular de organización y agremiación desde la independencia a la Sociedad de Autores y Compositores Independientes de Ecuador (SACIN). [2]
Hacia la conformación de una sociedad de músicos independientes
En 2012, el Centro de Arte Contemporáneo de Quito fue sede de LabSurLab [3] un encuentro de activistas y hackers de toda Sudamérica. Este encuentro fue un detonante dentro de las prácticas y pensamiento crítico sobre cómo hacer arte política y gestión en nuestros territorios.
Así mismo hubo otros procesos casi simultáneos que dialogaron alrededor de la cultura libre en el país como el Flok Society [4], proyecto de investigación abierta para crear propuestas de políticas públicas y acciones políticas para la transición del Ecuador a la economía social del conocimiento.
Estos encuentros constituyeron bases legales y permitieron que la aspiración justa y necesaria de los músicos, productores, y gestores involucrados en conciertos, festivales, locales comerciales y agentes de la independencia musical en el país se articule a un proceso de organización y participación colectiva.
En este marco temporal surgió el Código Ingenios[5], el cual buscaba entre otras cosas implementar un cambio en el sistema de propiedad intelectual y el uso de sistemas libres para democratizar el conocimiento. En esta misma línea, en el Segundo encuentro de Arte Trabajo y Economía en la Universidad FLACSO se creó el Manual de buenas prácticas en la cultura libre[6]. Ambos documentos han servido de base para buscar otras formas de organización desde lo colectivo.
El nacimiento de SACIN
Estos encuentros y diálogos dieron como resultado la SACIN, una sociedad de gestión colectiva creada y concebida por músicos y productores independientes con una base legal y filosófica al alrededor del copyleft [7]y la cultura libre. El núcleo fundacional estuvo formado por Diego Morales Oñate, Luis Enríquez (Foss Lawyers), Gabriel Roldós, José Luis Jácome Guerrero (Colectivo Central Dogma), e Igor Icaza (Estruendosis).
SACIN se consolidó a través de varias asambleas de conformación y reclutamiento de socios en la ciudad de Quito. Igualmente, se realizaron cinco Asambleas Nacionales en Ambato, a la par del Festival de Música de Vanguardia Festivalfff[8]. Siete años de procesos, asambleas, y de reuniones oficiales y eventuales permitieron que en noviembre de 2018 el SENADI[9] (ex IEPI) apruebe los estatutos de constitución de la SACIN.
Cómo funciona una sociedad de gestión colectiva
En los estatutos que aprobó el SENADI, la SACIN funcionaría como una sociedad de gestión colectiva sin fines de lucro. En este sentido, sería capaz de ejercer derechos, contraer obligaciones y ser representada judicial y extrajudicialmente en el ámbito nacional e internacional de sus asociados.
Así también, SACIN tendría la misión de representar y gestionar obras y prestaciones de los titulares protegidos por derechos de autor y derechos conexos y además por licenciamientos libres, abiertos, y/o alternativos, de sus socios.
Los socios eran quienes voluntariamente manifestaban su interés de administración de las obras por la SACIN. Este interés lo podían expresar directamente o a través de cualquier sociedad de gestión colectiva de derechos de autor del mundo, o a mediante gestores independientes, agregadores[10], o personas que ofrezcan servicios de gestión de derechos de autor y conexos en internet y otros entornos digitales.
SACIN apostaba por recaudar y distribuir de manera transparente, eficiente, equitativa, razonable y proporcional las regalías generadas por el uso de las obras y prestaciones que conforman su catálogo. Otro de sus objetivos era defender y proteger en el territorio nacional, extranjero, en el internet y otros entornos digitales, los derechos de autor y derechos conexos de sus socios.
En lo que respecta a la protección de los derechos intelectuales en internet se usarían sistemas digitales de monitoreo tecnológicos que permitan una automatización y procesos de seguimiento de obras y prestaciones más transparentes. Así también, se harían convenios con organizadores de eventos y salas de música independiente, pues la meta era difundir la música independiente por medio de plataformas digitales y otras formas o medios convencionales.
Por lo tanto, SACIN se presentó como una propuesta que unificaba autores, compositores, productores fonográficos, en equidad y ética en la gestión y administración de los derechos de autor y derechos conexos de sus socios.
Este proyecto se caracterizaba por el pluralismo musical en la administración, gestión y difusión de obras y prestaciones. Por tanto, se guiaba por la democracia participativa en la toma de decisiones; así como por la implementación de herramientas tecnológicas para la administración, gestión y monitoreo.
Todas estas premisas vincularon el catálogo on line de artistas miembros de SACIN a una visión contemporánea de la gestión de los derechos colectivos. Esta fue una apuesta a futuro por parte de la directiva elegida democráticamente en las múltiples asambleas normales y extraordinarias que se mantuvieron año tras año después de su conformación.
Bandas como la Madre Tirana o Don de Gente forman parte del catálogo de SACIN. Fuente: web de SACIN.
Los beneficios de ser miembro de SACIN
Más allá de ofrecer los servicios tradicionales propios de una Sociedad de Gestión Colectiva, SACIN también se enfocaba en: representar judicial o extrajudicialmente en la protección de los derechos patrimoniales de sus socios; promover o realizar servicios de asesoría en beneficio de sus miembros; recibir asesoría jurídica en cuanto a los derechos de autor y derechos conexos de sus obras y prestaciones registradas en la SACIN, y contratos de servicios artísticos, y demás contratos relacionados a su actividad musical; y pertenecer a redes nacionales e internacionales del circuito musical independiente.
Estas estrategias fueron planificadas para minimizar los gastos operativos y así generar más recursos para distribuir a los socios en forma de regalías o beneficios asistenciales. De ahí que los estatutos estaban diseñados para repartir los ingresos en una sola sociedad de gestión que incluya autores, compositores, productores fonográficos que trabajen como independientes.
La revocatoria del Sociedad Anónima
A pesar de estos planes, las asambleas y los músicos que le apostaban al trabajo de esta sociedad de gestión colectiva, la coyuntura política del país a partir del 2020, año de pandemia, desembocó en que SACIN no cuente con personería jurídica. Sin explicaciones, el SENADI le revocó de manera injusta, mediante un acto administrativo la personería jurídica y su resolución de constitución.
A pesar de las múltiples conversaciones, acercamientos y apelaciones con los directivos de la SENADI, actualmente la conformación jurídica de SACIN permanece en el limbo.
Mientras tanto, sus socios y miembros fundadores buscan soluciones en la reinvención, la innovación y adaptabilidad tecnológica. Para ello se mantienen fieles a los principios que promueven la distribución libre de conocimiento y cualquier manifestación cultural-artística para su reproducción y modificación.
Para los miembros fundadores, la Organización Autónoma Descentralizada (DAO) se presenta como una opción para que la sociedad de gestión no se desarticule. Una DAO es una empresa que administra principalmente las creaciones de sus miembros y criptoactivos[11] basada en smart contracts [12]. Si se adscribe a este formato, SACIN podría convertir su catálogo digital en formato NFT [13] con las creaciones sonoras de sus miembros.
Siguiendo esta propuesta, el músico o banda decide qué contenido quiere ofrecer a su público en formato NFT. Esto quiere decir que se podría vender mercancía, entradas para conciertos, archivos de audio, etc. Una vez definido el bien a comercializar, deben elegir la blockchain[14] en la que acuñar su NFT para ventas o producción.
Como se ha mencionado con anterioridad, debido las dificultades para sostener, dentro del marco legal del país, una sociedad de gestión de derechos colectivos, las organizaciones autónomas descentralizadas son una solución alternativa. Ahora bien, su gran desafío es ganarse un lugar fuera del mundo digital, lo que significará desafiar las estructuras jerárquicas convencionales.
Pareciera que el futuro para los fundadores y miembros de SACIN se encuentra en la posibilidad de lo digital y la mutación a nuevos modelos sustentables para la protección de las creaciones y el trabajo de los agentes, músicos y compositores independientes en el país.
Notas al pie
[1] Salvador Toache visitó la Universidad de las Artes y dio una charla sobre “Cómo ser independiente y no morir en el intento”. Consulta el artículo de Cultura en Renglones al respecto aquí: https://observatorio.uartes.edu.ec/2022/07/31/como-ser-independiente-y-no-morir-en-el-intento-salvador-toache-dice-que-el-mundo-se-salvo-de-la-locura-por-los-creadores/
[2] http://sacin.org/ La misión de la SACIN es la gestión y administración de los derechos que le son confiados por parte de los autores y compositores, intérpretes y ejecutantes, y productores fonográficos de música independiente.
[3] https://prezi.com/e6epodocoxj4/labsurlab-quito/
[4] https://floksociety.org/ Buen Conocer / FLOK Society es un proceso de investigación colaborativa y diseño participativo para promover y crear propuestas encaminadas hacia una economía social del conocimiento común y abierto, centrado en Ecuador pero abierto a la región y al mundo
[5] https://www.wipo.int/edocs/lexdocs/laws/es/ec/ec075es.pdf CÓDIGO ORGÁNICO DE LA ECONOMÍA SOCIAL DE LOS CONOCIMIENTOS, CREATIVIDAD E INNOVACIÓN
[6] https://issuu.com/arteactualflacso/docs/practicas_artisticas_cultura_libre
[7] El copyleft consiste en liberar un programa y sus versiones extendidas y modificadas sin copyright.
[8] https://festivalfff.org/
[9] https://www.derechosintelectuales.gob.ec
[10] Son empresas intermediarias que le permiten a los músicos subir su contenido a las plataformas digitales como YouTube o Spotify.
[11] Un criptoactivo es un tipo de activo virtual, el cual tiene su origen en la criptografía.
[12] Un contrato inteligente es un programa informático que facilita, asegura, hace cumplir y ejecuta acuerdos registrados entre dos o más partes.
[13] NFT significan Non -Fungible Token, un token no fungible. Los tokens son unidades de valor que se le asignan a un modelo de negocio, como por ejemplo el de las criptomonedas.
[14] Una blockchain es una estructura matemática que funciona como un libro de contabilidad digital donde se almacena información que, en teoría, no puede ser falsificada. Aquí se registra la información de las transacciones con criptomonedas, acerca de la propiedad de NFT, etc.
*José Luis Jácome Guerrero. Artista multidisciplinar. Licenciado en Artes visuales por la Universidad de las Artes Guayaquil Ecuador. Actualmente cursa una maestría en Fotografía y Sociedad en América Latina. Su base de operaciones es del colectivo Central Dogma, con ellxs se ha desempeñado en el rol de Director Creativo y Curador y ha desarrollado múltiples proyectos, festivales, publicaciones, encuentros, residencias, exposiciones y muestras.
*Las opiniones expresadas en este texto son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan la posición del Observatorio.
Excelente
What challenges do independent musicians face in implementing collective copyright management?