Lo que no se dice sobre la educación curricular en artes a nivel secundario-I parte

La educación artística que forma parte del pensum de estudio en colegios está en crisis.  Por un lado, se debate entre la falta de docentes especializados en pedagogías para las artes y, por el otro, en la no aplicación de un plan de estudio que le dé a este campo la importancia transformadora que posee a nivel de secundaria.

Por Geovanny Chávez* / @hsgabo

La educación cultural y artística ha sido desde hace muchos años una materia obligatoria dentro de los currículos en el Ecuador, tanto a nivel primario como secundario. Sin embargo, la norma general suele ser su ausencia, o confusa enseñanza dentro de estas instituciones. Entender los factores, tanto a nivel docente como educativo nos puede ayudar a definir, en una primera instancia, la causa principal de esta problemática para plantear posibles soluciones.

Una apreciación común sobre la formación educativa en artes es que suele ser considerada como un espacio de estímulo y de relajación, más que una experiencia pedagógica que le permite a los estudiantes aprender desde el registro de lo sensible. Cuando se habla acerca de la educación artística dentro de las instituciones educativas, se suele referir a los elementos básicos de cada campo del arte.

Esto, a su vez, no genera un vínculo con los estudiantes, o un interés hacia la exploración estética que posibilita el arte, sino que es visto solamente como una actividad más en el currículo. En consecuencia, se puede evidenciar cómo las escuelas o colegios “artísticos”, suelen ser considerados instituciones para aprendizajes extracurriculares. Inclusive a nivel curricular, la educación cultural y artística es un modelo de enseñanza que no se aplica con la misma rigurosidad que otras materias de estudio.

En consecuencia, la pregunta pertinente para continuar explorando esta cuestión sería: ¿Cuál son las dificultades que atraviesa la educación en artes en la secundaria?

A esta interrogante responderemos en dos entregas donde se revisará lo que ocurre con la figura del docente en artes, para lo cual leeremos el testimonio de una graduada de la carrera de teatro. También, analizaremos en qué consiste el manual de Educación Artística y Cultural (ECA) desarrollado por el Ministerio de Educación y las complicaciones en la práctica para su implementación. Así desde estas aristas podremos empezar a delinear un panorama de la educación en artes a nivel secundario desde donde repensar el actual modelo.

Ser docente, una opción para los graduados en carreras artísticas

La condición laboral de los egresados en artes muchas veces suele ser problemática, dadas las escasas salidas laborales estables. La búsqueda de dicha estabilidad suele estar acompañada con una incertidumbre sobre el futuro y la seguridad de un trabajo permanente.

La docencia es una de las opciones para quienes han estudiado una carrera en artes, ya sea dictando talleres o también de manera formal, como profesor (a) en instituciones educativas. En ese sentido, el Termómetro Cultural 2 (2021), publicado por el Observatorio de Políticas y Economía de la Cultura, evidenció que el 15.20 % de los encuestados se dedican a la labor docente como actividad cultural primaria. Este porcentaje se distancia del 40.14 % que definen a su actividad como “Artista”; incluso al 21.01 % que se identifican como gestores culturales.

El docente/investigador está en el top tres de las actividades culturales primarias de los creadores. Fuente: Observatorio de Políticas y Economía de la Cultura.

Sin embargo, a pesar de que se puede apreciar cómo entre la docencia, la gestión o el trabajo artístico autónomo está el grueso de los artistas económicamente activos, la realidad es que apenas el 28.95 % confirmó estar trabajando bajo una remuneración. En esta línea, el 38.60 % dijo tener ingresos intermitentes, o inclusive se detectó que un 19.39 % de los encuestados trabajan sin recibir un pago, con la esperanza de una compensación futura.[1]

Estas cifras muestran las condiciones laborales precarias en relación al trabajo artístico y evidencian que la carrera de docente está entre las tres opciones más recurrentes para los graduados en artes o para quienes el arte es su campo de trabajo. Pero es necesario indagar qué ocurre con la educación cultural y artística dentro de los planteles educativos. En La formación cultural y artística en la Educación Inicial y General Básica en Ecuador: Un acercamiento desde Unidades Educativas de Azogues un texto escrito por investigadores de la UNAE y la Universidad de Cuenca se revelaron las carencias y la falta de formación artística en los docentes que enseñan cátedras de arte. Uno de los puntos que identificaron es la inexistencia de profesores especializados en este campo. Y otro aspecto que resaltaron y que resulta desalentador, es que quienes laboran como docentes en artes no necesariamente conducen programas educativos en diálogo con su especialidad, sino que son asignados a actividades sin relación con el desarrollo curricular del área artística en cuestión.[2]

La experiencia docente de una licenciada en teatro

Para comprender cuáles son las posibilidades laborares para los graduados en artes se entrevistó a una persona graduada en la carrera de teatro. Ella refiere su experiencia como como docente de esta disciplina en una institución educativa y nos cuenta más sobre las condiciones y experiencias que obtuvo en su cargo como profesora. Lo que destaca más allá de las pocas oportunidades laborales para ejercer la práctica artística en su campo, es que la docencia le ofreció un marco de formalidad en el proceso de contratación. La licenciada en teatro mencionó:

Conversé con gente que quería hacer un proyecto, me consideraban por mi experiencia como actriz, tramoyista o asistente, pero al final el proyecto no se daba, o buscaban alguien más. (…) No había formalidades, era pura palabra, no había un proceso, una propuesta clara de cuándo empezaría o ganaría, o seguridad de que el proyecto surja.

Por otro lado, hizo énfasis en todas las fases que tuvo que pasar para ser aprobada por la institución educativa: entrevistas, pruebas de aptitudes, clases de demostración, conversaciones sobre los métodos de enseñanza, definición de horarios, duración del contrato, entre otras cuestiones que marcan un claro contraste entre la contratación docente y los proyectos artísticos independientes, donde los acuerdos laborales siguen siendo un área gris.

Sin embargo, lo llamativo de sus declaraciones fue la percepción que se tuvo sobre el aspecto educativo frente al proceso de enseñanza obtenido en la universidad. Al preguntar sobre los resultados del aprendizaje recibido y su ejecución dentro de un currículo, se encontraron diversas cuestiones que muestran un vacío en este contexto: no hubo un enfoque hacia la pedagogía dentro del plan de estudio de su carrera—hablando en términos de educación primaria y secundaria— como tampoco un conocimiento sobre los currículos de Educación Cultural y Artística (ECA) y sus manuales de enseñanza. La entrevista dijo al respecto:

Como materias de pedagogía tuvimos una clase de diseño curricular y otra de pedagogía en teatro. A mí me parece que, si contamos solo con la formación que nos da la universidad, no es suficiente. (…) No pienso que nos estamos formando como docentes, sino como artistas, críticos de artes, y quizás, si se puede, como profesores.

La cuestión en juego aquí es, por un lado, que quienes opten por ejercer la docencia lo hagan por vocación y no porque esta sea la única salida posible para subsistir. Y que, a su vez, los programas universitarios aterricen sus currículos de estudio a la realidad laboral del país. Pues si la educación artística es un campo que requiere profesionales especializados en pedagogía, se debería considerar ampliar las cátedras enfocadas en esta línea.

 La II parte de este artículo estará disponible el miércoles 27 de julio.

Bibliografía

[1] Pablo Cardoso, Carla Salas Castillo, y Mario Maquilón, «2da Encuesta de condiciones laborales en trabajadores de las artes y la cultura» (Instituto Latinoamericano de Investigación en Artes, 2022).

[2] David Choin y Misael Moya Méndez, «La formación cultural y artística en la Educación Inicial y General Básica en Ecuador: Un acercamiento desde Unidades Educativas de Azogues», Revista de Investigación y Pedagogía del Arte, n.o 2 (2017): 2-11.

*Geovanny Chávez. Licenciado en Creación Teatral por la Universidad de las Artes. Ha trabajado en el área de la creación siendo dramaturgo y actor de proyectos independientes en la ciudad de Guayaquil.

*Esta es una colaboración para la redacción de Cultura en Renglones.

*Las opiniones expresadas en este texto son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan la posición del Observatorio.

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