Una mejor Feria del Libro

El evento de junio fue el más mediático en 16 años, ¿puede cambiar el modelo de gestión para producir una mejor feria? 

por Luis Fernando Fonseca 

Los túneles subterráneos de El Metro de Quito no son lugares para leer. En los pasillos, cerca de la línea amarilla que sirve de advertencia, hay pocas banquetas. La mayoría de pasajeros espera de pie, unos cinco minutos por tren. En las paredes brillantes –muy vigiladas y sin rayones o stickers hay señalética. En cada estación, destacan afiches con el lema “Leer te lleva lejos” En el encabezado está el título de un cuento y su fragmento: 

“El invitado se dio la vuelta y miró una ventana iluminada, donde se veían grandes aparatos de cirugía y una pantalla reflectora sobre una mesa de operaciones. Dos grandes tenazas se inclinaban sobre la mesa, sujetadas por un mecanismo de difícil descripción” 

(‘El Invitado’, de Adolfo Macías Huerta, en La Carolina) 

La invitación a leerlo completo se puede cumplir con un código QR (www.antologiadelcuentoecuatoriano.com) si uno alcanza a conectarse a la señal Wi-Fi del Metro, que tiene un tiempo de espera, de 12 segundos, tras ingresar datos como la dirección de correo electrónico. 

La iniciativa “Leer te lleva lejos”, que incluye 50 cuentos de distintos autores, se volvió a activar con los mediadores de lectura del proyecto ‘Yo amo leer’, durante la Feria Internacional del Libro de Quito – FILQ 2024. Entre el sábado 8 y el domingo 16 de junio, la promoción lectora consistió en relatos leídos mientras los vagones avanzaban porque durante los trayectos sí se puede leer. 

Esos nueve días, el Metro fue la forma más rápida de trasladarse a la sede de la FILQ, el Centro de Convenciones Metropolitano de Quito (CCMQ) En el gran galpón que es el salón ‘Mitad del Mundo’ se instalaron 208 estands libreros, donde los lectores buscaron narrativa, ensayo, poesía, cómics u otros textos. Lo que se formó es una estructura como la de la película Dogville, de Lars von Trier (2003). Aunque la comparación puede ser exagerada, el área fue así, una suerte de teatro sin telones. Con paredes falsas. Los ocupantes tuvieron como centro una cafetería y cada estand tuvo distintas dimensiones (de los 6 a los 36 metros cuadrados), aunque varios libreros no estuvieron satisfechos con la distribución ni el espacio que les dieron. 

La oferta distinguió a la Feria de la truculenta ficción de von Trier, pero el día de la inauguración llegó el Alcalde, Pabel Muñoz, y sus decires se escucharon entre los pasillos/calles. Como en un pueblo de los años 30. Al día de inicio de la FILQ 2024, le antecedieron más comentarios que los de otras 15 ediciones. Se publicaron más artículos críticos que en años pasados. Todo eso concitó mayor atención, aunque la lista de invitados se empezó a difundir 15 días antes, el 24 de Mayo. La agenda completa se conoció a 12 días de que se inicie la Feria. No hubo difusión ni publicidad, aunque la producción asignó $ 4.000 para una “Estrategia de comunicación” que incluyó piezas comunicaciones, línea gráfica y 10 mil unidades impresas de programas de mano. 

Los récords de la FILQ 2024 alcanzaron al Concejo Metropolitano: aunque el Municipio de Quito es el encargado de financiar la feria desde 2021, por primera vez este año tres concejales pidieron información sobre la agenda, su producción, la curaduría y los contratos que hicieron posible que hubiera 300 actividades en nueve jornadas, de 10:00 a 20:00. 

El presupuesto total de la Feria fue de $ 465.679 (sin IVA) y el contratista fue Expoeventos Exev CIA. LTDA. 

I Las Escritoras 

El escritor mexicano Emiliano Monge había reseñado las novelas ‘Fiebre de Carnaval’, de Yuliana Ortiz Ruano, y ‘Chamanes eléctricos en la fiesta del sol’, de Mónica Ojeda dos semanas antes de su arribo a Quito. Lo hizo en su newsletter, Letras Americanas, de diario El País. Es decir, que su lectura (una ecuación) de ambas poetas y narradoras nos llegó por mail a un montón de suscriptores en Hispanoamérica, con el título “Fiebres eléctricas”. 

La columna se inicia con el relato de la ruptura que provocaron los libros mencionados en su costumbre de lector: tuvo que parar, “una y otra vez, para interrumpir el silencio falso de los libros, con alguna canción”, contó Monge, que fue invitado a la FILQ. “¿Qué pasaría si aceptamos que la literatura y la música son, como el campo eléctrico y el magnético, dos caras de la misma moneda y que, cuando oscilan o, dicho de otro modo, cuando uno atiende todo su contenido, se convierten la una en la otra y la otra en la una?”. 

La conclusión, a la que llegó gracias al carnaval y la fiesta de las ecuatorianas, le aclaró que la literatura es “la posibilidad, mientras uno se extravía en el gozo, el delirio, la escucha y la pérdida de sentido, que, sin embargo, alumbra nuevos sentidos, de abrir los ojos y ver de un modo nuevo”. 

Ese modo nuevo de ver, a través de las obras de predecesoras de Ojeda y Ortiz, estaba restringido casi del todo hace medio siglo. “El boom fue el movimiento más misógino de la literatura mundial, aunque lo hicieron mujeres como Carmen Balcells y las esposas de todos ellos (…), machos latinoamericanos”, le dijo, esta semana, el donosiano escritor chileno Rafael Gumucio –biógrafo de Nicanor Parra, director del Instituto de Estudios Humorísticos de la Universidad Diego Portales en Chile– a la periodista Andrea Aguilar, en una entrevista, también publicada por El País. 

Ese modo nuevo de ver, a través de las obras de autoras como las citadas y tantas otras, sigue causando enojos y vetos parciales en este siglo. “Es importante que defendamos estos espacios”, dijo la escritora migrante Mafe Moscoso –autora de La Santita, docente e investigadora en varias universidades de Europa y América Latina– en la FILQ. “Esta tarde vi un documental sobre el nazismo, sobre La Noche de los Cristales: lo primero que hicieron fue quemar libros. Al poder no le gusta que pensemos, que leamos, es la ausencia de imaginación y sentido del humor; entonces hay que defender con garras y uñas estos espacios y todos aquellos que nos permitan juntarnos e imaginar otros mundos”. 

Las formas de pensamiento que deshagan el binarismo que sostiene nuestros mundos –de blancos y negros, buenos y malos, cuerpo y espíritu– pueden llevar a otros modos de vivir, para usar palabras de Moscoso. A esa división binaria, maniquea se la llamó grieta en Argentina y llegó a separar a militantes en campos políticos y culturales. A un lado de la aparente grieta, en la FILQ, estarían estos nuevos modos literarios. Y, al otro, estaría la tradición, un catálogo que se ha tenido como referencial en el país. “El canon es institucional, se quiere imponer, incluso como relato de nación, y suele confundirse con la tradición”, coincidían Monge con la crítica literaria Karina Marín (el entrecomillado es suyo) durante el diálogo “Experimentos con la tradición”, en el que también estuvo la escritora uruguaya Fernanda Trías. 

La discusión, así expuesta, con la ligereza de la paráfrasis y la distancia del tiempo transcurrido, tiene la apariencia de convocar un debate que no ha encontrado la altura entre acusaciones y rumores. 

De la lista de 44 invitados internacionales a la FILQ 2024, la mitad fueron mujeres. Entre los 102 invitados nacionales, hubo 46 autoras. Mónica Ojeda no vino a la feria porque esta se había postergado de su fecha inicial, en mayo, y eso se cruzaba con su agenda. Yuliana Ortiz conversó sobre “Cuerpos y territorios”, en un auditorio lleno, con las autoras María Fernanda Ampuero y Gabriela Cabezón Cámara. También fue parte del recital poético “Corresponder con la marea”. 

 

La curadora nacional, María Auxiliadora Balladares, publicó una carta pública el 11 de julio: 

Lo que se ha escrito desde el insulto, la calumnia, el ego herido y el menosprecio a invitadxs y participantes que tienen credenciales de sobra para ser parte de la feria del libro de la capital de este país dice más de quienes escriben aquello”, 

María Auxiliadora Balladares, 

Curadora de la FILQ 2024 

II Los Concejales 

El primer concejal en pedir información sobre la FILQ, a la Secretaría de Cultura (SECU), fue Bernardo Abad. El 13 de mayo de 2024 solicitó (Oficio Nro. GADDMQ-DC-AMGB-2024-0208-O) se le explicara el “mecanismo a través del cual se definen los autores de obras literarias que forman parte de este espacio” (la feria); también preguntó “¿cuáles son los parámetros de selección de las obras y autores de obras literarias que se expondrán?”. 

La respuesta que Abad recibió contiene lo que caracteriza como “términos técnicos y jurídicos difíciles de entender”, según me respondió para un reportaje que publicó diario Expreso. El Concejo Metropolitano “no se ha pronunciado sobre el tema”, ratificó Abad el pasado 4 de junio, “hemos sido muy pocos concejales que, tomando los reclamos ciudadanos hemos hecho los pedidos de información (…) Es obvio que una autoridad municipal no se pronunciará sobre los ejes ideológicos y políticos de la feria y que en la práctica quedan claras por las temáticas y ciertos invitados”. 

Un día antes de que la FILQ 2024 empezara, la concejala Sandra Hidalgo también envió un oficio (Nro. GADDMQ-DC-HESV-2024-0262-O) a la entonces Secretaria de Cultura, Valeria Coronel, en el cual pidió y preguntó: 

  1. El detalle de quienes son las y/o los curadores de la Feria Internacional del Libro de Quito 2024, así como los datos del proceso público de selección de los mismos, en el que conste el resto de candidatos y los motivos por los que se escogió a los seleccionados. 
  1. ¿Cuál es el parámetro jurídico y técnico a través del cual se seleccionan a los invitados que forman parte de la Feria 2024 a través de la Secretaría de Cultura?  
  1. Especifique el presupuesto de la Feria, el detalle de los gastos y, específicamente, los valores del pago que se realizará a los autores, los nombres de las y los invitados que participarán en las ponencias o moderaciones pagadas y no pagadas, y, de ser el caso que los nombres de los participantes se repitan, aclare el motivo.  
  1. ¿Existen relaciones de familiaridad o afinidad entre miembros de la organización y la curaduría de la Feria Internacional del Libro de Quito 2024 y los autores seleccionados para participar en las diversas actividades del evento? 
  1. Remita a este despacho, informes, criterios jurídicos o cualquier otro documento que establezca los parámetros determinados por la Secretaria de Cultura o que contenga la recomendación de obras y autores a exponerse en la Feria del presente año, también las actas o informes que contenga la evaluación y que verifiquen que los invitados a participar cumplen con los requisitos. 

Así mismo, las actas, informes, criterios jurídicos o cualquier otro documento que haya servido para descartar personas que, pese a cumplir estos requisitos, no fueron invitadas. 

En las respuestas que estos concejales recibieron de la SECU, está el informe técnico del escritor Santiago Vizcaíno, coordinador de la Red Metropolitana de Bibliotecas (RMB). Los curadores –que empezaron a trabajar antes de que Vizcaíno remplazara en ese cargo a Verónica Mosquera, en enero de este año– fueron los escritores María Auxiliadora Balladares y Juan Cárdenas. 

Vizcaíno le respondió a Hidalgo que “no existen relaciones de familiaridad o afinidad entre miembros de la organización y la curaduría de la Feria Internacional del Libro de Quito 2024 y los autores seleccionados para participar en las diversas actividades del evento”. 

El 12 de junio, el concejal Robin Armijos también pidió (Oficio Nro. GADDMQ-DC-ACLG-2024-0179-O) un “Informe sobre el proceso de planificación de la FILQ”. El detalle del contrato y otros documentos están en el portal de compras públicas, y a ese sitio remiten los funcionarios del Municipio (Ver documento). 

El jueves pasado, consultada para este reportaje, Hidalgo respondió que “respecto al tratamiento de este tema en el pleno del Concejo, la verdad, no creo que se lo haga. La Comisión que podría hacerlo es la de Cultura, pero desconozco si lo ha tratado o si tiene previsto hacerlo”. 

Durante la FILQ, sobre si estos pedidos de información habían influido en el retraso de las fechas de publicación de la lista de autores invitados y en la agenda, Coronel respondió que “el requerimiento realizado por el concejal (Abad) es informativo y no tiene influencia respecto al trabajo técnico realizado por la Secretaría de Cultura”. 

III Los Funcionarios 

El modelo de gestión de la FILQ 2024, la forma en que se produce, tiene que cambiar. En eso coinciden los asistentes a la cuarta Asamblea del Libro, que se reunieron el miércoles 26 de junio en una sala del Saint Mitchell Coworking, una casona de dos plantas que alberga varias oficinas en el barrio La Floresta. Al sitio fueron unos 50 libreros, editores, gestores y periodistas culturales para abordar la gestión ferial. Una decena siguió la reunión por Zoom. 

Ahí un funcionario municipal confirmó lo que había sido un rumor. La organización de la feria se había postergado un mes debido al incidente diplomático entre Ecuador y México, derivado de la irrupción policial en la Embajada del país norteamericano en Quito, la noche del viernes 5 de abril. “Eso estuvo a punto de resquebrajar la relación que habíamos tenido con Colombia, país que casi desiste de ser el invitado de honor de la feria”, les dijo Santiago Vizcaíno a los asistentes. Al final, 16 escritores llegaron invitados de ese país a la FILQ. 

El “error sustancial de la Secretaría fue no haber formado un equipo sólido en torno a la Feria del Libro”, señaló Vizcaíno, quien antes de llegar al cargo ya había dicho que la RMB no debe organizar este evento. A su comparecencia fue acompañado del abogado Pablo Benítez, el asesor de compras públicas de la SECU. “La estructura que vaya a servir para producir la feria, si se mantiene el modelo de contratación pública, se debe planificar en los TDR (Términos de referencia)”, indicó Benítez. 

El monto de arrendamiento de los espacios del Centro de Convenciones fue de $187.800. El diseño, montaje y desmontaje del recinto ferial llega a los $46.600. El CCMQ es parte de una alianza público privada entre el Municipio y el consorcio hispano-ecuatoriano Prostatus Vitelsa, desde mayo de 2022, durante la Alcaldía de Rubén Guarderas. “Hay que pensar si merece la pena seguir en ese espacio”, comentó Vizcaíno, “yo consideraría que no ha habido un buen trato para la FILQ desde esa empresa concesionaria”. 

Durante el soleado miércoles de la feria, el Observatorio de Políticas y Economía de la Cultura de la UArtes, hizo una entrevista pública a Vizcaíno y Coronel, sobre políticas del libro y la lectura. Para ese día, 12 de junio de 2024, la secretaria ya sabía que iba a dejar la SECU por razones académicas; el nombramiento de un encargado, Jorge Cisneros, quien se desempeñaba como director de Cultura en el Espacio público de ese equipo, se hizo oficial durante la emisión del espacio ‘Frecuencia Quiteña’, un día después de concluida la feria. 

En su entrevista, Coronel definió a la FILQ como una “Universidad pública”. El Encuentro de Ferias del Libro (EFIL 2023) se realizó en diciembre pasado y sería el primero de tres similares, con la FILQ 2024 en medio y una adicional para “establecer alianzas estratégicas entre la sociedad y la Alcaldía”. 

Mientras el antropólogo Cisneros remplazaba a la historiadora Coronel en su oficina del Centro Histórico, él respondió varias preguntas que le planteé a través de Zoom. Ratificó que el encargo que recibe será un modo de continuar con la tendencia de su antecesora. Cinco días después de la feria, la SECU tenía que coproducir el concierto masivo de Los Ángeles Azules, un festival “de apertura del verano” en el Parque Bicentenario, en la explanada aledaña al galpón donde se montaron los estands. “En Bogotá, la música paga las otras artes, hay que pensar en eso”, comentó Cisneros. 

Sobre la FILQ indicó que analizarán la última edición y se sentará con actores independientes y representantes de la Cámara Ecuatoriana del Libro para trazar “otras directrices, porque todo es perfectible”. También diferenció el posible modelo de la Feria del Libro de Guayaquil, en la que hubo una alianza público-privada. De hecho, el Municipio de esa ciudad dejó de financiar la FIL que ha pasado a manos privadas. 

—Cualquier cambio en el personal que haga ahora, mientras no sea el titular sino un encargado, sería innecesario, generaría inestabilidad. Los cambios radicales no son necesarios y otros se harán viendo las necesidades del sector— sostuvo Cisneros. 

El presupuesto de la RMB para adquisición de libros este año es de apenas $ 60.000, el incremento fue del 50% más que el año pasado; “nunca es suficiente, considerando las necesidades que tienen nuestras bibliotecas”, explicaba Vizcaíno a través de correo electrónico en enero pasado. Y esa carencia se ha mantenido. En la Asamblea del Libro sostuvo que “si la RMB se pasa seis meses organizando la Feria, ¿cómo puede atender a la vez las siete bibliotecas de la ciudad?” 

El modelo de gestión de la FILQ, la forma en que se produce, tiene que cambiar. Pero también hay que tener más presupuesto para bibliotecas en una capital que no tiene plan lector.  

IV Los asistentes 

Durante el par de fines de semana en que transcurrió la Feria del Libro de Quito, los autos de quienes querían estacionarse en el Centro de Convenciones formaban tráfico en la Avenida Río Amazonas. En las dos entradas había personas que pulsaban los contadores por cada visitante que ingresaba. El penúltimo día de feria, sábado 15 de junio, por una puerta pasaron 8.007 asistentes y, por la otra, 5.783, según se puede ver en una foto-captura de los contadores que subió a su cuenta de Instagram la historiadora Valeria Coronel. En la publicación resuena un fragmento de la canción “Zig Zag”, del grupo Trencito de los Andes. Fue el día que mayor número de visitas tuvo la FILQ: 13.790. 

El número total de asistentes, registrados de esa manera, fue de 60.493. La RMB también maneja datos de encuestas que se realizaron durante esos nueve días. De la muestra han publicado que 48% de los asistentes, casi la mitad (29.037 personas), tiene una edad de 18 a 30 años. Un 24% (14.518) de quienes fueron están en el rango de 31 a 45 años. El grupo etario que menos asistió es mayor de 60 años, con un 6% (3.630, entre quienes se cuentan adultos mayores). Hay cifras que se extrapolaron de la población quiteña; algo que no tiene asidero si se toma en cuenta que un amplio sector de la población no asiste a eventos feriales del norte por falta de acceso o recursos. 

Durante los cinco primeros días de feria, las cuatro salas estuvieron montadas en la primera planta. El ruido se colaba por cada estructura y las que se programaron en el Stand Colombia (de 80 metros cuadrados), en realidad, tuvieron lugar tras los estantes de libros de autores de ese país. Sin paredes que bloquearan el ruido del resto de estands, sobre bancas de madera y con la insuficiente amplificación de las salas. Por eso, durante la multitudinaria primera jornada (fueron 7.609 visitantes el 8 de junio), la poeta, novelista, dramaturga y crítica literaria Piedad Bonnett desistió de conversar ahí con la editora y escritora María Paulina Briones. Intentaron hacerlo en una de las improvisadas salas y terminaron conversando en el Auditorio. A partir del miércoles 12 de junio, las actividades se trasladaron a la planta alta, cerca de las oficinas que ocuparon funcionarios de la SECU. Y las actividades empezaron a ser menos caóticas. 

Quienes fueron para escuchar las charlas, exposiciones o participar de los talleres en salas fueron un 17%, es decir 10.284 visitantes. Los autores invitados atrajeron a unas 6.654 (11%) personas. Y la mayoría (36.296, el 60%) fue motivada por las novedades editoriales y para comprar libros, según la encuesta de la RMB. Solamente 605 lectores (1%) dijo haber ido por razones académicas. 

De cinco expositores consultados, ninguno tenía claro a qué se refería Coronel con su definición ferial de “Universidad pública”. El título curatorial de la FILQ, en sus informes, fue el de “Cruce de caminos”. 

V La Asamblea del Libro 

Tras la comparecencia de Santiago Vizcaíno y Pablo Benítez en Saint Mitchell de La Floresta, luego de deliberaciones del sector librero realizadas cuando ellos se retiraron, la Asamblea de hecho decidió conformar cuatro comisiones (editores, libreros, investigadores y periodistas) con miras a integrar un consejo consultivo a la organización de la FILQ del próximo año. El objetivo, propuso la librera Pamela Ríos, es hacer una Cámara Independiente del Libro, un espacio gremial que agrupe a quienes conformar la cadena de la producción editorial en el país. 

Entre las resoluciones, la Asamblea –“sin una cabeza ni vocería oficial, como un organismo autónomo, independiente y horizontal”– ha publicado:  

Mientras termino este texto, mi colega, Jéssica Zambrano, me recuerda que ningún evento cultural está respaldado por una política pública para su continuidad en Ecuador, a excepción del Festival de las Artes Vivas de Loja, que se hace cada año, por ley.  

¿Qué garantías hay de que el Municipio refuerce la anunciada alianza social para que la problemática FILQ continúe y mejore? ¿Qué importancia le dará la Alcaldía a un evento que en nueve días casi no llega a reunir el público que convoca un concierto con fines electoreros? ¿Por qué los concejales no fiscalizan y piden cuentas a la producción de esos espectáculos con el brío que han mostrado para pedir información sobre la Feria del Libro? 

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