Lo que no se dice sobre la educación curricular en artes-II parte

La educación artística que forma parte del pensum de estudio en colegios está en crisis.  Por un lado, se debate entre la falta de docentes especializados en pedagogías para las artes y, por el otro, en la no aplicación de un plan de estudio que le dé a este campo la importancia transformadora que posee a nivel de secundaria.

Por Geovanny Chávez*/ @hsgabo

El manual de Educación Cultura y Artística (ECA): una implementación curricular problemática

Con las reformas educativas a partir de la constitución del 2008, el pensum académico de primaria y secundaria fue modificado. Desde 2011, con el cambio hacia el Bachillerato General Unificado, la restructuración del currículo se convirtió en un objetivo fundamental en las instituciones educativas.

En este marco, lo referente a lo artístico también cambió hacia un proceso formativo que buscaba, entre otras cosas, la multidisciplinariedad de los docentes en los distintos campos del arte. El objetivo fue transformar las enseñanzas unilaterales en áreas como la pintura o la música, y formar estudiantes que puedan reconocer, y ser partícipes de procesos artísticos diversos.

El Ministerio de Educación creó el manual de Educación cultural y artística (ECA), así como la guía de implementación curricular del mismo. El estudio de Elías Chandi[1] junto a otros autores ayuda a definir el objetivo de la nueva reforma. Se explica que los docentes de ECA[2] deben integrar a todas las disciplinas artísticas en un solo bloque multidisciplinario.

Guía de presentación y evaluación de proyectos de educación cultural y artística. Fuente: Ministerio de Cultura.

Por supuesto, esto es un reto grande para cualquier docente, razón por la cual, la guía de implementación del manual es imprescindible. En ambos casos, se hace énfasis en lo que se denominan las “tres dimensiones” de los bloques curriculares: la dimensión personal-afectiva, llamada “el yo: la identidad”; la social y relacional, o “el encuentro con otros: la alteridad; y la simbólica-cognitiva, también denominada como “el entorno”.

Estas tres dimensiones proponen contenidos artísticos para la construcción y creación de sentidos desde el autoconocimiento, la relación con los otros, y con la naturaleza y el mundo. De esta manera buscan que los contenidos teóricos del manual, los cuales están desarrollados desde perspectivas clásicas y contemporáneas del arte, puedan ser entendidos desde los ámbitos personales, relacionales o vivenciales.

Si bien, desde una visión general se podría considerar al manual de ECA como una herramienta indispensable para la formación y ejecución curricular de los docentes en artes, las entrevistas a estudiantes universitarios mostraron el total desconocimiento de los contenidos curriculares, y una total desconexión de la realidad formativa.

La entrevistada que consiguió trabajar como docente, especificó que la investigación y diseño de sus clases eran bajo su criterio, y que no le prestaba mucha atención al manual:

No sé si fue error mío o del colegio, o si el colegio esperaba que ya tenga ese conocimiento, pero yo no lo conocía. El colegio nunca me dio un manual ni nada, me dejaron a mi criterio las clases y las planificaciones. (…) No fueron claros. Cuando yo pregunté, ahí me dijeron que sí tenía que guiarme con el manual, pero que yo planeara las clases, y jamás me lo enviaron.

La educación en artes: realidad, desconexión y falta de oportunidades

Para esta investigación, se recabaron datos de dos graduadxs de la carrera de teatro en el Ecuador. Ningunx forma parte de colectivos artísticos definidos, ni laboran, en la actualidad, en relación de dependencia con instituciones académicas.  Sin embargo, unx de lxs entrevistadxs laboró en un colegio, mientras que otrx trabaja de manera autónoma en proyectos.

En ambos casos, las conclusiones que exponen demuestran una desconexión de la realidad laboral frente al proceso de enseñanza impartido en la universidad, y la poca apertura en términos de contratación a niveles formales frente a la insegura producción artística autónoma:

No hay espacios suficientes para ensayos. Es muy difícil ser artistas independientes sin recursos o sin ganarse un fondo público. Ahora, es muy difícil ganarlo sin haber tenido un apoyo previo. (…) Siento que, en algún punto, la carrera abogó por unos estudios teóricos donde faltó un poco aterrizar a la situación real del país. Prepararon estudiantes para mejorar la calidad del teatro en el Ecuador, pero no los prepararon para el mercado laboral teatral del país que no existe.

Poéticas del espacio. Fuente: Archivo fotográfico UArtes.

Es curioso también la mención que se hace sobre los talleres de formación como salidas laborables viables dentro del contexto escénico vs. el montaje de obras. A continuación, se habla también del reto que significa para los profesionales artísticos recibir fondos públicos:

Hay lugares culturales que tienen muchas propuestas. Un taller no tiene la carga que requiere una obra. Puedes armar un taller con una malla curricular en un cierto tiempo que es mucho más corto y económico que preparar y escribir una obra, producirla, ensayar con los actores, y ver si funciona.

Un reto importante a tener en cuenta para la educación artística

Como se puede ver hay muchas inquietudes, tensiones y vacíos que demuestran un cierto desconocimiento a nivel institucional, formal, educativo y artístico sobre los procesos de formación dentro de la educación en artes.El desconocimiento que tienen los graduados en artes sobre las guías establecidas por el Ministerio de Educación, así como la falta de enseñanza dentro de los itinerarios de pedagogía son causales para que la educación en artes tambalee.

Hay que tomar en consideración que, si bien, la opción laboral prioritaria para los artistas graduados no es la docencia, muchas veces se presenta como una oportunidad viable frente a la inestabilidad y la vulneración de derechos de los trabajadores del arte y la cultura en trabajos independientes.

Educar para construir nuevas sensibilidades desde las artes debería ser el horizonte al que apunten los que buscan afianzar su vocación por ejercer la docencia. Por otra parte, se debe considerar que la educación en artes se amplía más allá de su faceta didáctica, con el fin de que los graduados en esta rama sean agentes que construyan vínculos con los ciudadanos, su comunidad, su público, vínculos que los/nos transformen.

Bibliografía

[1] Campo Elías Chandi Pulles, Alexei Calispa, y María del Carmen Vinueza, «Desafíos de la educación cultural y artística en los niveles de educación obligatoria de Ecuador», Revista Congreso de Ciencia y Tecnología 13, N.o 1 (2018): 189-92.

[2] Acrónimo para educación cultural y artística.

*Geovanny Chávez. Licenciado en Creación Teatral por la Universidad de las Artes. Ha trabajado en el área de la creación siendo dramaturgo y actor de proyectos independientes en la ciudad de Guayaquil.

*Esta es una colaboración para la redacción de Cultura en Renglones.

*Las opiniones expresadas en este texto son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan la posición del Observatorio.

1 comentario en “Lo que no se dice sobre la educación curricular en artes-II parte”

  1. Además existe el estigma de que esa materia en escuelas y colegios la puede dar el profesor de Lengua y literatura o el profesor de sociales, de esta forma hay menos oportunidades para un profesional de las artes de ser parte del sistema educativo.

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