Candidaturas a la Presidencia de la Sede Nacional de la CCE: Fernando Cerón Córdova– Lista 5

Esta entrevista se enmarca en un proceso de cobertura plural e imparcial, realizado a partir de una invitación abierta y formal extendida a todos los candidatos a la presidencia de la Sede Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. El objetivo fue brindar un espacio equitativo para que cada postulante exponga sus propuestas, visiones y líneas de acción frente al futuro de esta institución cultural. Esta cobertura se complementará con una invitación a un debate virtual realizado a los/as candidatos/as este día domingo 31 de agosto a las 18h.

¿Cuál es su formación académica y/o artística?

Magister en Gestión Cultural y Políticas Culturales por la Universidad Andina Simón Bolívar también Sociólogo con mención en Ciencia Política por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

¿Qué experiencia tiene en la gestión cultural? (privada, comunitaria, pública)

He investigado la memoria de los pueblos Kichwas de los Andes y trabajado en la defensa de los derechos humanos. Desde esa experiencia impulsé la creación y coordinación del Centro Cultural Mosaico, un espacio en el que se gestaron propuestas como el Festival Permanente de Artes Escénicas de Ambato y el proyecto de circulación del Grupo de Teatro de Adultos Mayores.

En 2017 fui electo director del Núcleo de Tungurahua de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión y, en 2021, asumí la presidencia de la Sede Nacional de la institución.

¿Qué proyectos culturales ha liderado o en qué proyectos ha participado activamente?

He liderado diversos proyectos al frente de la dirección de Tungurahua y Sede Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, estos son los principales.

Dirección en el Núcleo de Tungurahua

  • “Modos de hacer”, proyecto de investigación que recopila información sobre la actividad artística y cultural en Tungurahua, desarrollado en articulación con la Universidad Técnica de Ambato y la Prefectura, con el objetivo de planificar y proyectar acciones conjuntas para el sector.
  • Escuela de gestión cultural, llevada adelante en coordinación con la Universidad Andina Simón Bolívar, para fortalecer las capacidades de actores culturales locales.
  • “La Pájara Pinta”, una iniciativa de bibliotecas comunitarias que promueve la lectura y acerca los libros a niños, jóvenes y familias.
  • Escuela permanente de Kichwa, orientada a revitalizar la lengua y la identidad cultural de los pueblos originarios de la provincia.

Presidencia Sede Nacional

  • Democratización de espacios de la Casa de la Cultura: lideré la implementación de un programa de convocatorias públicas que derivó en un reglamento aprobado en Junta Plenaria, con el que se regulan tarifas y excepciones en el alquiler de escenarios y espacios de ensayo.
  • Atmosférica: Programa de exposiciones temporales enfocada en miradas y narrativas diversas a nivel nacional, cuyo mecanismo de participación es a través de convocatorias públicas desarrolladas con cada núcleo provincial.
  • Escenarios: proyecto de democratización de los escenarios de la Sede Nacional a través de convocatorias públicas, cuyo beneficio principal es el 100% de la taquilla para los participantes con la subvención total del cobro de alquiler.
  • Publicaciones InfantoJuveniles: A través de convocatorias públicas y con el apoyo de la Prefectura de Pichincha creamos una línea específica para publicaciones Infantiles y juveniles donde toda la cadena de creación y producción es pagada.
  • Plan Nacional de Coedición: construimos un proceso que permite a los núcleos provinciales de todo el país coeditar directamente con la Sede Nacional.
  • Profesionalización del sector cultural: a través de convenios con diversas universidades tanto públicas como privadas, además del Ministerio de Trabajo impulsé la certificación y profesionalización en competencias artísticas y culturales a nivel nacional.
  • Reforma a la Ley de Cultura: impulsé un proceso de dos años en el que participaron activamente más de 3 mil personas del sector a nivel nacional.

¿Cómo describiría su posicionamiento político y cómo cree que este influirá en su gestión como presidentx de la Casa de las Culturas?

Creo en la defensa y fortalecimiento de lo público, en especial de las instituciones culturales que deben estar al servicio de la ciudadanía. Mi visión se orienta a la construcción de un tejido social común, donde la cultura no sea un privilegio, sino un derecho que garantice participación, encuentro y transformación. Por eso mi propuesta se llama Casa Común, un espacio abierto en el que convergen las diversidades y se reconoce la interculturalidad como eje fundamental de nuestra sociedad. Estoy convencido de que la gestión cultural debe democratizarse y responder a las necesidades colectivas, generando acceso, diálogo y nuevas formas de organización social. Mi compromiso es impulsar políticas que consoliden a la Casa de la Cultura como un lugar vivo, transparente y cercano, que refleje la diversidad, fomente la creación artística y fortalezca la participación ciudadana como base de la vida democrática.

En un escenario y contexto nacional de polarización política, ¿de qué manera la CCE podría garantizar un espacio neutral para el pluralismo ideológico del sector cultural y ciudadano?

La Casa de la Cultura debe ser un espacio que garantice la libertad de pensamiento, de creación y de acción, sin condicionamientos políticos ni partidistas. En un contexto de polarización, mi compromiso es mantener a la institución al margen de intereses oficialistas o partidistas, priorizando siempre el derecho de la ciudadanía a expresarse y participar. Para ello, hemos impulsado procesos transparentes como las convocatorias públicas para el uso de espacios, escenarios y programas, que aseguran igualdad de condiciones y acceso democrático. De esta manera, la Casa de la Cultura se consolida como un lugar neutral, abierto a la diversidad ideológica.

¿Qué colectivos, agrupaciones o artistas independientes respaldan su candidatura?

A lo largo de mi trayectoria he consolidado el respaldo de sectores comunitarios y populares que trabajan en defensa de los derechos colectivos, porque comparten la visión de una Casa de la Cultura abierta y democrática. También cuento con el apoyo de artistas y agrupaciones independientes que han visto en mi gestión un espacio de diálogo y de acceso a los escenarios.  Al mismo tiempo, he construido una relación directa con el sector académico, tanto público como privado, especialmente con quienes desarrollan investigaciones y proyectos vinculados a la cultura y a las ciencias sociales.

¿Tiene compromisos y/o acuerdos con algunas de las candidaturas a los núcleos provinciales de la CCE? ¿Cuáles son?

Mis compromisos con los directores y directoras de los núcleos provinciales son los mismos: fortalecer su gestión y garantizar que cada uno cuente con los recursos y herramientas necesarios. Continuaré con el proceso de descentralización de presupuestos y decisiones hacia los núcleos, asegurando transparencia, democracia y acceso equitativo. No tengo acuerdos particulares con ninguna dirección; mi responsabilidad es construir políticas institucionales que permitan el correcto funcionamiento de todos los núcleos y, con ello, garantizar los derechos culturales de la ciudadanía en todo el país.

¿Qué grupos o colectivos considera usted que requieren atención prioritaria por parte de la CCE en función de sus competencias?

El sector cultural vive un momento complejo marcado por la reducción de presupuestos y la eliminación del Ministerio de Cultura y Patrimonio. En este escenario, la Casa de la Cultura, como única institución cultural con presencia nacional, asume la responsabilidad de garantizar los derechos de todo el sector. Sin embargo, considero fundamental priorizar la atención a los grupos comunitarios y populares, porque son quienes enfrentan con mayor dureza los efectos de la crisis. Estos colectivos sostienen prácticas culturales vitales para la memoria, la identidad y la vida social, y requieren políticas que aseguren su permanencia.

¿De qué forma se fortalecerá el diálogo, la participación ciudadana y la conformación de redes en torno a la CCE?

Desde 2021, en la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión he impulsado espacios de diálogo y participación ciudadana junto a los directores de los núcleos provinciales. Realizamos Asambleas Territoriales en las 24 provincias, donde, por primera vez, se construyó una propuesta participativa para la Reforma de la Ley de Cultura, incorporando la diversidad de voces del sector.

Ese mismo año, también instalamos los consejos consultivos sectorizados, que permiten a la ciudadanía conocer, aportar y evaluar la gestión institucional. Para el periodo 2025-2029, planeo fortalecer y ampliar estas instancias mediante procesos públicos y transparentes, asegurando que la participación ciudadana sea efectiva en la toma de decisiones y en la rendición de cuentas permanente, consolidando un modelo de gestión abierto, inclusivo y cercano a la sociedad.

¿Cuáles serán los ejes prioritarios de su gestión?

Mi propuesta está centrada en 12 principios importantes

1.         Servicio a la ciudadanía

2.         Fortalecimiento de las economías alternativas

3.         Reconocimiento, representación y redistribución de la diversidad cultural

4.         Ejercicio de los derechos culturales

5.         Cultura como respuesta estructural a la violencia

6.         Transparencia y exigibilidad

7.         Articulación interinstitucional

8.         Autonomía

9.         Descentralización

10.       Institucionalización

11.       Fomento

12.       Ecología

¿Qué propuestas tiene para la sostenibilidad financiera de la CCE? ¿Tiene algún plan para diversificar las fuentes de financiamiento durante su gestión?

Con base en el aprendizaje de la gestión realizada los últimos 4 años se puede realizar una propuesta real sobre el manejo presupuestario de la institución, no solo para el funcionamiento de la Sede Nacional, sino la comprensión de contar con nuevos recursos necesarios para llevar a cabo las estrategias propuestas dentro de nuestro Plan de Trabajo. En este sentido, y de acuerdo a los datos reportados, si el presupuesto de la Sede Nacional por concepto de autogestión y asistencia técnica mantiene los mismos niveles de crecimiento de los últimos cuatro años, se podría generar condiciones adecuadas para el funcionamiento de la institución. Es así, que el escenario económico que se propone en nuestro plan de trabajo se sustenta en la diversificación de las fuentes de ingresos a partir de la autogestión y la cooperación interinstitucional.

¿Prevé Ud. realizar reformas al organigrama administrativo funcional? ¿A través de qué mecanismo?

Reformar el estatuto orgánico de la CCE es imperativo y debería estar en la agenda de cualquier gestión que asuma el próximo periodo. La necesidad de actualizarlo responde a dos razones fundamentales: primero, los instrumentos vigentes datan de 2018; segundo, las atribuciones y responsabilidades de la institución han cambiado con los nuevos marcos normativos, como la Ley de Institucionalización del Festival de Artes Vivas de Loja, que ha incrementado las tareas tanto en los núcleos como en la Sede Nacional, sin una estructura adecuada.

La Reforma Institucional es un proceso técnico que iniciamos, en 2024, durante mi gestión en la Sede Nacional, con el acompañamiento del Ministerio de Trabajo y la participación activa de los núcleos provinciales. El objetivo es adecuar la estructura administrativa a las funciones reales que cumple hoy la institución y garantizar mayor eficiencia en su gestión. Este proceso debe continuar en el siguiente periodo, bajo un enfoque participativo y transparente. Esta reforma constituye la única vía técnica y legal para modernizar la CCE.

¿Cuál debería ser el papel de la Casa de la Cultura ante el actual contexto de violencia y crisis de seguridad?

La Casa de la Cultura tiene un papel clave en la reconstrucción y fortalecimiento del tejido social, especialmente en contextos de violencia y crisis de seguridad. Su rol no se limita a la promoción artística, sino que implica generar políticas y espacios que permitan al sector cultural funcionar, sostenerse y desarrollarse. Apostar por la cultura es invertir en la cohesión social, en la prevención de conflictos y en la construcción de comunidades más participativas, solidarias y resilientes frente a las dificultades del país.

¿Qué acciones ha considerado para estimular la creación, producción y difusión artística?

Para estimular la creación, producción y difusión artística hemos trabajado estrechamente con los núcleos provinciales, generando políticas institucionales que acompañen y fortalezcan los procesos culturales en cada territorio. Instalamos convocatorias públicas y transparentes que han permitido garantizar un acceso más equitativo a espacios, escenarios y recursos, visibilizando las propuestas de artistas y colectivos en todo el país.

En este nuevo periodo, mantendremos y fortaleceremos estas acciones, ampliando los incentivos y garantizando la aplicación efectiva de la Ley de Cultura, de manera que los apoyos económicos y formativos lleguen realmente a quienes producen y difunden arte. El objetivo es consolidar un sector cultural inclusivo, diverso y sostenible, donde la creación artística no solo tenga un espacio de exhibición, sino también condiciones para crecer y proyectarse.

¿Cuál sería su postura ante la posibilidad de una estructura administrativa descentralizada para la CCE? ¿Qué beneficios y riesgos produciría un modelo de esta naturaleza?

Considero que la descentralización administrativa es clave para fortalecer la Casa de la Cultura, ya que permite que cada núcleo provincial mantenga autonomía en su gestión, articulación legal y operativa, respondiendo de manera más cercana a las necesidades locales. Sin embargo, es importante ser conscientes de los riesgos: en el contexto actual de reducción presupuestaria y políticas de disminución del Estado, los núcleos más pequeños podrían enfrentar dificultades operativas si no cuentan con recursos ni partidas suficientes para sostener una estructura completa. Por ello, un modelo descentralizado debe ir acompañado de asignación presupuestaria equitativa, capacitación técnica y mecanismos de supervisión que aseguren funcionamiento eficiente y responsable en todo el país.

En caso de ser electx como presidentx de la Casa de las Culturas, ¿Qué criterios fundamentales guiarían la asignación de los recursos económicos en los diferentes proyectos culturales?

La asignación de recursos económicos la hemos guiado priorizando proyectos que fortalecen la descentralización, promueven la diversidad cultural y garantizan el acceso a los derechos culturales en todo el país. Durante estos años, trabajamos con los núcleos provinciales para que, además de recursos, accedan a programas de las áreas agregadoras de valor y a procesos de formación que han permitido mejoras estructurales en su gestión.

En el nuevo periodo, este modelo se consolidará con mecanismos de distribución y acompañamiento técnico permanente, asegurando que cada núcleo provincial cuente con herramientas sólidas para sostener y ampliar su programación cultural. La meta es profundizar esta articulación, generando condiciones que fortalezcan tanto la creación artística como la participación ciudadana en cada provincia.

¿Cómo proyecta su vinculación con las entidades responsables de la gestión, promoción y desarrollo de la cultura a nivel nacional que actualmente han sido fusionadas junto a otros ministerios?

Es lamentable que el Ministerio de Cultura y Patrimonio haya sido reducido a un viceministerio dentro de otra cartera, pues esto limita gravemente su capacidad de acción y debilita el rol de ente rector en las dos políticas culturales. Ante esta realidad, sabemos que difícilmente desde ahí se impulsarán cambios de fondo.

Sin embargo, desde la Casa de la Cultura hemos demostrado que es posible avanzar: hemos articulado acciones con los núcleos provinciales, los gobiernos locales y otras instituciones públicas y privadas; y seguiremos prestos a trabajar con todos los actores que quieran aportar al fortalecimiento del sector.

¿Cómo garantizaría la autonomía de la CCE frente a la influencia externa, sin comprometer las oportunidades de apoyo y recursos de aliados estratégicos de la empresa pública y/o privada?

La autonomía de la Casa de la Cultura no es negociable; es la base sobre la cual se sostiene su legitimidad y su capacidad de acción. Durante estos años hemos demostrado que es posible mantener esa independencia y, al mismo tiempo, trabajar de manera articulada con instituciones públicas, privadas y organizaciones internacionales.

Lo hemos hecho siempre desde una premisa clara: cualquier alianza debe fortalecer al sector cultural y responder a sus necesidades reales, sin condicionamientos externos. Frente a una agenda estatal orientada a la reducción del sector público, nuestra estrategia ha sido diversificar los apoyos y recursos, ampliando los vínculos con el ámbito privado y con la cooperación internacional.

¿Considera necesaria la reforma a la Ley Orgánica de Cultura? ¿Qué rol jugaría la CCE en el proceso?  ¿Qué aspectos específicos de la ley considera que deben ser modificados o actualizados?

La reforma a la Ley Orgánica de Cultura es una necesidad urgente. Desde que asumí la presidencia de la Casa de la Cultura impulsamos este proceso con un gran equipo, recogiendo en Asambleas Territoriales, realizadas en las 24 provincias del país, las propuestas del sector cultural. Ese ejercicio participativo nos permitió construir una propuesta sólida y legítima, que fue presentada y discutida en la Asamblea Nacional como reflejo de las necesidades y demandas reales de los trabajadores y gestores culturales.

Nuestro compromiso es mantener esa misma metodología: procesos territoriales y sectoriales que garanticen que la ley represente a todas y todos. Entre los aspectos prioritarios a modificar está la fórmula de asignación de presupuestos, un tema que ha sido una lucha constante de los núcleos provinciales, para asegurar recursos justos y sostenibles. La Casa de la Cultura jugará un rol activo en este proceso.

¿Cómo ve la inclusión en la agenda legislativa del presente periodo las siguientes propuestas: Ley para el desarrollo de las industrias culturales y creativas (economía naranja) y Reforma a Ley de Educación Intercultural?

Creo que todo desarrollo legal es importante para el país. Sin embargo, cuando hablamos de una Ley para el desarrollo de las industrias culturales y creativas no podemos quedarnos únicamente con una perspectiva. Este es un campo complejo con múltiples actores y realidades, por lo que necesitamos abrir un proceso de análisis serio y amplio que nos permita comprender sus oportunidades y riesgos.

Desde mi experiencia al frente de la Casa de la Cultura, considero fundamental que la construcción de esta normativa se sustente en un verdadero proceso participativo. Es la única manera de garantizar que la ley responda a las necesidades del sector cultural y creativo en su conjunto.

Lo mismo ocurre con la Reforma a la Ley de Educación Intercultural. Es una herramienta clave para fortalecer la formación de nuevas generaciones, pero debe construirse con la participación activa de docentes, estudiantes, comunidades y pueblos que viven la interculturalidad en su cotidianidad. Solo así podremos tener una legislación que reconozca la diversidad del país y que impulse cambios profundos en el ámbito cultural.

En resumen, ambas propuestas son valiosas, pero requieren un compromiso real con la inclusión, el debate y la participación ciudadana para que se conviertan en leyes efectivas.