La Octava Bienal Nacional de Escultura, San Antonio de Ibarra: un evento que hace ruido

Por Daniela Estefania Buitrón

La Octava Bienal Nacional de Escultura, celebrada en San Antonio de Ibarra, ha puesto en evidencia las tensiones entre la tradición artística y los desafíos de una gestión cultural que aún busca consolidarse.

Un inicio marcado por la espera

La inauguración, prevista para las 18:30 del 3 de mayo de 2025, sufrió un retraso significativo que generó incomodidad entre los asistentes. Tras una hora de espera, el evento se desarrolló en un espacio alejado de las salas de exposición, lo que dificultó el acceso del público a las obras. Los discursos de las autoridades fueron breves y, en su mayoría, desvinculados del carácter artístico del evento.

Premios sin contexto

La ceremonia de premiación se llevó a cabo con rapidez, sin mostrar imágenes que contextualizaran las obras a los asistentes. Mientras los artistas premiados subían al escenario, una voz en el público exclamó: “¡PURO MACHO GANÓ!”. Posteriormente, se realizaron fotografías entre artistas, jurados y organizadores, y se presentaron espectáculos artísticos. Sin embargo, el público seguía sin conocer las obras premiadas ni seleccionadas. Al acercarnos al equipo encargado del ingreso para consultar sobre la visita a las obras, se informó que la exposición no estaría abierta hasta el día siguiente. Tras algunas sugerencias de artistas y público, las galerías fueron abiertas alrededor de las 20:30, permitiendo finalmente la apreciación de las obras.

En el tríptico entregado al público al ingreso, se mencionaban los nombres de 31 participantes (25 hombres y 6 mujeres), quienes hasta la fecha no han contado con un registro adecuado de sus obras en redes sociales ni en medios públicos, más allá de algunas fotografías en las que han sido etiquetados por diferentes actores.

Voces sobre la organización y visibilidad de las mujeres

Una de las voces participantes expresó: “Sin desmerecer el mérito de los ganadores y la calidad de sus propuestas, resulta inevitable señalar que genera inquietud la coincidencia entre la mayoría de los premiados y aquellas personas que fueron visiblemente recurrentes en fotografías compartiendo con miembros del jurado en distintos espacios previos al fallo. Adicionalmente, resulta preocupante observar cómo la participación de las mujeres continúa siendo sistemáticamente invisibilizada, incluso en espacios donde su presencia y aporte son significativos”.

Desafíos persistentes en la gestión cultural

Para muchos asistentes y participantes, la experiencia de este evento evidenció la falta de profesionalismo en la organización de eventos culturales en la ciudad. Entre lxs artistas expositores se han desatado varios cuestionamientos, señalando diversos desaciertos en la gestión del evento. Lxs asistentes expresaron inconformidad con aspectos como la puntualidad, el protocolo y el acercamiento del público a las obras.

La Bienal genera interrogantes sobre su propósito, la formación de públicos y el público objetivo. A pesar de contar con siete ediciones previas, es notorio que el evento, el cual además es el único dedicado exclusivamente a la escultura en Ecuador, aún no dispone de una base sólida de gestión y apoyo gubernamental, ni muestra un interés genuino por parte de las autoridades y líderes de los principales entes públicos.

Durante el evento inaugural, el curador de la Bienal Hernán Pacurucu afirmó: “San Antonio de Ibarra debe ser uno de los lugares con mayor número de artistas y artesanos por metro cuadrado”. Sin duda, un acierto, ya que es evidente el talento de esta población, cuna de artistas y artesanos que ha trascendido por generaciones. Sin embargo, esta Bienal ha generado más preguntas desalentadoras que enriquecedoras, evidenciando un distanciamiento entre la comunidad y el evento, lo que nos invita a reflexionar sobre lo que se debe trabajar y lo que se ha dejado en el olvido.

El arte y la cultura son el motor que mueve, potencializa y dinamiza a la sociedad. Sin embargo, deben ser tratados con seriedad y respeto para que puedan crecer, evolucionar y estructurarse de manera sólida.