La falta de inversión en cine en Ecuador crea desafíos para la exhibición y promoción de películas nacionales. Las grandes cadenas de cine priorizan producciones extranjeras, dejando poco espacio para el cine ecuatoriano. Plataformas como Zine.ec y Choloplus buscan descentralizar el acceso y preservar la memoria audiovisual, pero enfrentan problemas financieros y falta de apoyo institucional.
Cuando empecé a estudiar cine, personas cercanas me decían preocupadas: “¿De qué vas a vivir?”, “La gente no ve cine ecuatoriano”, “¿Aquí se harán películas?”. No recordaba haber visto muchos films ecuatorianos en mi niñez y adolescencia, salvo Ratas, ratones y rateros (1999) de Sebastián Cordero y Distante cercanía (2013) de Alex Schlenker, y eso porque se transmitieron por televisión abierta. Mi desconocimiento sobre la producción nacional se debía a que crecí en una tierra donde las salas de cine eran una ausencia cultural. El cine más cercano se encontraba a 1h 20 minutos; era todo un acontecimiento prepararse para ir a Guayaquil o a Milagro para ver una película en pantalla grande. Sin embargo, las carteleras de las grandes cadenas de cine no priorizan el cine ecuatoriano, lo que se traduce en pocos horarios y una rápida salida de cartelera.
Además, no existe un periodismo cultural especializado en la formación de audiencias que diversifique la mirada sobre lo audiovisual y que visualice la producción nacional. Durante mi niñez los periódicos se limitaban a mostrar los pósters de las películas en la sección de entretenimiento. La afirmación de que “la gente no ve cine nacional” se vuelve más compleja porque hay una brecha de acceso y promoción del cine nacional, y un discurso obsoleto y elitista que homogeneiza e invisibiliza la diversidad de la cinematografía ecuatoriana.
La llegada de la pandemia significó el aceleramiento de la transición hacia el consumo digital, en función de las restricciones al tránsito de públicos y a las aglomeraciones masivas que impedían la asistencia a las salas de cine. En este difícil escenario surgieron en Ecuador dos plataformas que buscaron exhibir cine nacional como una apuesta por la memoria audiovisual del país: Choloflix y Zine.ec, comprometidas con descentralizar el acceso al cine nacional.
Estos proyectos no han estado exentos de dificultades. Zine.ec cerró en abril del 2024 porque no se pudo sostener económicamente por la falta de suscriptores. Para Diego Araujo, co-fundador de Zine.ec, las plataformas necesitan tener algún tipo de subsidio porque son la memoria audiovisual del país. Como proyecto de exhibición digital intentaron tener un acercamiento con el Ministerio de Cultura para que no se pierda el catálogo digital que han construido y que en palabras de Araujo es considerado el más grande del Ecuador, pero no se llegó a ningún acuerdo, comenta el gestor quien no cree que se necesiten más plataformas porque la producción nacional es poca. Más bien, sostiene que hay que trabajar en la promoción del cine ecuatoriano porque afirmar que “la gente no ve cine ecuatoriano” simplifica una problemática más amplia, puesto que no existen datos que permitan confirmar tal aseveración.
Por su parte, Jota Salazar, cofundador de Choloplus, antes llamado Choloflix, cuenta que los abogados de Netflix lo llamaron para decirle que no podía utilizar el nombre “Choloflix” para la plataforma de streaming ecuatoriano para evitar confusiones. Dos años después la SENADI le negó el registro del nombre en Ecuador. Su labor consiguiendo los derechos para distribuir las películas ecuatorianas de forma digital se ha complicado, ya que muchas productoras esperan negociar primero con grandes plataformas. Sin embargo, y quizás como un punto positivo, para Salazar, el poco interés de grandes plataformas hacia el cine ecuatoriano puede ser una ventaja, ya que permite que exista libertad de creación. Así mismo, para Jota y Nerea, cofundadores de Choloplus, es un espacio que construye memoria audiovisual y que apuesta por la creación de un sistema de distribución propio que no depende de las grandes empresas de distribución. Con esta visión cuentan actualmente con un catálogo superior a 100 títulos. Las películas más vistas son Que tan lejos (2006) de Tania Hermida y Tras las sombras del niño del terror (2013) de Marco y Vladimir Soasti
Entrevista a Diego Araujo
“Sin financiamiento es complejo continuar”
¿Qué era Zine.ec?
Una plataforma streaming de cine ecuatoriano y latinoamericano, con una modalidad de suscripciones, pero también de alquiler de películas y enfocada exclusivamente en largometrajes, principalmente de cine ecuatoriano. También teníamos algunas películas de cine latinoamericano. Este proyecto surgió por la necesidad de tener una forma de exhibir nuestras películas más allá de los cines, porque una vez que el DVD empezó a decaer se volvió imposible ver cine ecuatoriano.
¿Cómo funcionaba económicamente?
Desde un principio pensamos que los cineastas deberían recibir la mayoría del dinero. Por eso, el precio de la suscripción mensual y del alquiler de películas se dividió de la siguiente forma: el 70% de los ingresos para cineasta y el 30% para la plataforma, lo que se destinaba básicamente para gastos administrativos y gastos publicitarios. La suscripción mensual era de US$ 5.99 y el precio de alquiler era US$ 2.99.
¿Por qué cerró la plataforma?
Tuvimos que cerrar la plataforma este año porque estábamos funcionando a pérdida. Intentamos algunas otras vías que no funcionaron. Pese a que la plataforma dejó de funcionar, el catálogo, que a mí me parece que es súper importante porque es el más amplio de largometrajes ecuatorianos, sigue ahí. Me gustaría que no se pierda y se pueda poner en otro espacio.
¿Cuántos suscriptores llegaron a tener?
Tuvimos 86 suscriptores activos, muy poquito. El pico fue 107 suscriptores y este año cuando cerramos teníamos 30 suscriptores, un número súper bajo. En total, tuvimos 1.270 clientes entre suscriptores y compradores, de los cuales 514 eran suscriptores.
¿Hace falta apoyo para la exhibición?
Sí, por supuesto. Desde la pandemia las cosas se han empeorado para el cine. Sin embargo, el cine ecuatoriano tuvo un momento interesante a partir de 2011, con la creación de la Ley de Cine. Desde que se disolvió el ICCA y se creó este híbrido que es el IFCI no hay comprensión de los procesos del cine que son muy distintos a los procesos de las otras artes. Y finalmente, bien o mal, con todos sus errores, el ICA o el CNCine funcionaban bastante bien y marcaron una diferencia. Ahora se produce mucho menos, las películas tienen cada vez menos presupuestos, hay problemas para terminarlas y para la distribución; hay un descuido total.
¿Desde dónde debe estar la formación de audiencia?
Desde todos lados. Por ejemplo, en la escuela los niños podrían tener una clase de apreciación de películas. En el 2021, creamos un programa que se llamaba Cine Educa y creamos material didáctico de varias películas, pero el programa no tuvo acogida. También creo en el valor de la Cinemateca Nacional, de los clubs de cine, puesto que es necesario hablar de las películas
¿Qué más tenía zine.ec?
La plataforma también era una base de datos, la única base de datos de cine ecuatoriano. Cuando veías la película encontrabas datos como el director/a, actores, productores, etcétera y podías ver qué otras cosas habían hecho estas personas. Eso tiene otro valor importante.
¿Cómo se trabajaban los derechos de autor?
Teníamos un proceso formal, firmamos un contrato con la productora o el distribuidor de la película. La mayoría de películas ecuatorianas las trabajamos directamente con los productores, en el caso de las películas latinoamericanas en cambio con los distribuidores.
Entrevista a Jota Salazar
«No hay un fondo público que diga distribución de cine en plataformas online»
¿Por qué nace Choloplus?
Primero, por una necesidad. Era un problema no poder encontrar un sitio donde ver las películas ecuatorianas y sobre todo no encontrarlas en buena calidad. El ciclo normal de las películas ecuatorianas comenzaba al estrenarlas en sala, luego si le iba más o menos bien hacían DVDs de una sola impresión, O si tenías suerte alguien se molestaba en subir a YouTube o a alguna página pirata. Por ejemplo, en las tiendas de cine la producción ecuatoriana la encontrabas al fondo, en un stand y lo que sobraba.
¿Cómo se crea la página?
Durante la pandemia me percaté de que los cineastas estaban posteando sus películas en Vimeo. Entonces me dije: “oye tengo una idea buenísima, pero cojamos todos estos links. Ya están gratis, los ponemos en la web y vemos si es que a la gente le gusta solo una prueba de concepto. Si es que hacemos esto y van cuatro personas, sabes que realmente no le interesa nada, vámonos del país”.
Inicialmente fue un blog bien básico con los pósters de las películas, click en la sinopsis, salía el link, nada más. No era muy sofisticado. Se lanzó un arte en redes que decía CholoFlix, los cuatro pósters de las cuatro películas que habíamos encontrado. La publicación se hizo en redes personales y en las redes de Kadabra, la productora desde donde nació esta idea. No pasa ni una hora y el teléfono se vuelve loco. Pasaron 6 meses y diseñamos el streaming que es igual al de Netflix.
¿Cómo se sostiene Choloplus?
Tenemos dos modalidades gratis y de pago. En lo pagado, el 70% se lleva el productor y el 30% para Choloplus. En gratis nadie obtiene dinero; sin embargo, nosotros pagamos los costos de alojamiento de las películas y si es que por alguna razón se vende una pauta publicitaria, se reparte 60% – 40%.
¿Cuáles son las barreras para acceder a apoyo público?
La burocracia es la principal barrera y el hecho de que no hay un fondo específico para plataformas digitales. Si tú quieres hacer una peli, hay unas bases y formularios estructurados, pero para distribución de cine en plataformas online no hay. La forma de medir el impacto es un tema importantísimo yo puedo decir que diariamente 100 personas visitan la página, pero como es online desde lo gubernamental se puede pensar que no es relevante. Si yo tuviera un evento físico con 100 personas revisando títulos de cine nacional en cambio sería un boom.
¿Cuántos usuarios tienen registrados?
58 mil usuarios
¿Tienen aplicación?
No, es solo la web porque las aplicaciones son demasiado caras. Además, funciona en los smart tv que tienen navegadores incluidos.
¿Cuál es el reto?
La promoción, ya que no es que la gente no quiere ver, sino que hay que hacerle acuerdo porque en las redes se compite con Facebook, con Instagram, con Twitter, con todo. Estás compitiendo por el tiempo de las personas, entonces no es que no quieran ver, es que tienes que ganarle a todo el resto, incluyendo a las plataformas grandes: Netflix, Disney, Prime. En las salas de cine compites solo con lo que está en cartelera, pero en la web compites con todo el mundo que está en online creando contenido.