Por Luis Fernando Fonseca y Orlando Bravo
Las actividades en espacio público de ‘El Teatro y su Territorio, residencia artística para vecinos y vecinas’ vuelven a poblar uno de los sitios más relevantes del Centro Histórico de Quito. El año pasado, durante cinco días, el proyecto impulsado por Diana Orduna y Francisco Galárraga acaparó la atención de 360 transeúntes. Las propuestas artísticas se revelan ante la dureza de la Plaza que, a pesar de la lluvia, los gritos y las miradas de reprobación, juega la partida del arte.
La tarde de viernes es fría y la lluvia no ha parado. En la Plaza del Teatro los pasos lentos de quien se resigna a mojarse contrastan con la salsa que otros bailan bajo un par de carpas instaladas entre las puertas del Teatro Variedades y la Cervecería Andes. El convivio es también una residencia artística para vecinos y vecinas, ‘El Teatro y su Territorio’, en alianza con el colectivo ‘Salsa en el Solar’, que suele tener su espacio al norte, en el Parque Gabriela Mistral.
Nombrar una acción en espacio público así, con tantos nombres, puede confundir. Pero responde al carácter colectivo de apropiarse de la Plaza flanqueada por las céntricas calles Guayaquil y Manabí. Bajo esas carpas, la mañana de sol del miércoles que le antecedió a los pasos de baile, un grupo de trabajadores del Teatro Nacional Sucre dibujó un símbolo, un recuerdo, una huella de la Plaza. Quien les pidió hacerlo es Diana Orduna, la directora del proyecto y conceptualizadora de la residencia.
Uno de los trabajadores convocados dibujó la fachada del Teatro con sus arcos y grifos. El de más allá se puso a retratar a una de las trabajadoras sexuales de la calle Esmeraldas. Otra recordó que la perrita Maritza dormía a unos metros de distancia, detrás de la banca en que está apostada la escultura de Ernesto Albán, “Don Evaristo”, y pintó su pelaje negrísimo y pecho café.
—Los mediodías vienen los guaguas a saludar a las mamás del sector: las trabajadoras sexuales y las infancias conmueven a varias trabajadoras del teatro. Encontramos mucha más sensibilidad de la que creíamos, ¿qué hacer con esas infancias solas?
Mientras hace esa reflexión, Diana toma café sobre un mesón impregnado de restos de pintura. Sobre las paredes blancas reposan los lienzos de Francisco Galárraga, director de arte y realizador de ‘El Teatro y su Territorio’, que alquila el espacio para su estudio con sus bastidores y pinceles.
Delante de una de las ventanas de maderas batientes hay una reja con candado que intenta bloquear el ruido de tránsito en la calle Olmedo: estrecha, de otra época, como tantas rutas del Centro Histórico.
—Preguntarle al sector qué espera del teatro es algo que, en general, las instituciones no hacían. La demanda se calcula, pero no se investiga —dice Diana junto a un pliego enrollable que contiene los materiales del equipo que completa la mediadora comunitaria Dima Puerto—. Ese ejercicio de humildad, de no salir a cuestionar desde nuestra creatividad, sino salir a preguntar cómo podemos ayudar, es lo que distingue al proyecto que se realiza gracias a la apertura de Gabriela Ponce, en la dirección artística ejecutiva de la Fundación Teatro Nacional Sucre – FTNS, al transformar en un gesto consciente, con ejecución presupuestaria la intención de articularse con la Plaza.
En 2020, Diana Orduna se mudó al centro. Trabajaba en el parque Cumandá y, tras la reapertura de espacios culturales postpandemia, sintió la necesidad de habitar de forma más cercana el sector. Vivió en distintas calles próximas a la Plaza del Teatro —Guayaquil, Oriente, Rocafuerte—, y fue desde esa cotidianidad que empezó a mirar la Plaza como un gran escenario, un mini coliseo romano, donde confluían el descanso de las trabajadoras sexuales, el paso de transeúntes, la espera, la conversación, y, la violencia, el descuido de las infancias.
En su paso por la Secretaría Metropolitana de Cultura, entre 2023 y 2024, asumió el reto de articular una mirada común con el Teatro Nacional Sucre, y desde una iniciativa ciudadana, junto a Francisco, propusieron gestionar la Plaza de manera colaborativa, generando una sinergia que hoy consideran vital para la gestión pública: una política cultural que dialogue y planifique.
La Plaza y su conflicto en 2024
Hay elementos agudos en la Plaza que se comprenden tras estar allí cinco minutos: la curiosidad, el morbo y la vergüenza. Esta mezcla, que huele a miedo, susurra una verdad que ni las valientes palomas sobre la acera ignoran. La comunidad se describe a través de un horizonte irregular.
En 2024, el proyecto se bautizó con el conflicto como bandera. Un contacto que expresaba una certeza: para generar corriente, hay que chocar. Curiosos locales, vecinos y turistas se convirtieron, por un momento, en público de un teatro sin butacas. El morbo y la vergüenza movieron los hilos para que ‘La Plaza del Teatro: territorio en conflicto’ —una investigación pictórica, mediación comunitaria y mapeo— empezara a comprender a quienes, en medio del ruido local, hacen que el lugar deje de ser un desierto de pavimento.
Durante cinco días, el proyecto impulsado por Diana Orduna y Francisco Galárraga acaparó la atención de los transeúntes, 360, para ser exactos. Del 19 al 23 de junio de 2024, diversas propuestas artísticas se revelaron ante la dureza de la Plaza del Teatro, que, a pesar de la lluvia, los gritos y las miradas sentenciosas, jugó la partida del arte.
Mediante talleres, propuestas de danza y una contundente toma del espacio con arte, impulsaron el rugido escondido de la gente en este sitio emblemático de la ciudad. Un año después, Diana comparte uno de los frutos del proyecto, sobre una imagen, la de los niños que juegan fútbol en esta Plaza sin arcos, con una pelota de trapo.
La pelota puede terminar en cualquier lugar y a los pies de cualquier persona. Cuando debe ser devuelta por trabajadoras sexuales, vendedores ambulantes o alguien que simplemente cruza la Plaza, se produce un momento en el que la comunidad conversa sin necesidad de palabras. Esta convivencia adquiere una dimensión única en un lugar que, sin apoyarse en una programación fija, comunica desde la madrugada hasta altas horas de la noche.
Cada historia refresca la esencia del proyecto, que “propone articular actividades en la Plaza del Teatro Sucre que den testimonio y pongan en relieve a quienes la habitan”, más allá de este sitio, hacia las realidades actuales y periféricas del país. “El objetivo es contribuir a la memoria social y colectiva de un sector que es un fusible de la realidad social y política del Ecuador, y generar acercamientos con la comunidad que sirvan de puente para futuras acciones”, reza la misión del proyecto.
La Plaza se presta —y se ha prestado— para ser capital del arte, sin necesidad de etiquetas ni festivales que la legitimen. En 2024, esa aventura artística apostó por el conflicto en cuerpos que se redimen gracias a la curiosidad al aire libre. La bandera blanca del arte se ciñó a la estrategia de mostrarse ante el mundo, aunque sólo sea sobre los pasos de un visitante que, durante cinco minutos, camina la Plaza del Teatro.
“El Teatro sale a la Plaza”
“Son y Sucre” invita a bailar en la Plaza del Teatro, salsa y cumbia —se lee sobre el logotipo de ‘Salsa en el Solar’ que conforma la agenda de ‘El Teatro y su Territorio’—; Nai José Ramirez (Oldway) y Skeletica Retorcide (Vogue femme) intervienen en la “Práctica de voguing al aire libre”; Henry Morales, Lizeth Arauz se encargan de las “Danzas Urbanas para toda la familia”; Tekné.Media y Andrés Aulestia hacen posible la “Experiencia visual para el montaje de procesos”.
El diálogo, al formar a los públicos, permite descubrir lo impredecible.
—Uno diría, por ejemplo, que entre danza y escritura los vecinos y transeúntes se van a volcar para danza porque se piensa que las actividades deportivas y físicas son más populares, pero lanzamos la convocatoria de los talleres en la Plaza hace unas semanas y hay más interesados en la escritura —comenta Diana Orduna en el Estudio Galárraga—.
Las once sesiones de ese taller, junto a otro de pintura, tienen como testimonio de inicio a un reel producido por la FTNS en el que Diana resume el proyecto con la frase: “el teatro sale a la Plaza”. Ese gran escenario –que ella describe como un mini Coliseo Romano, un gran playón en que los espectadores cotidianos se sientan en banquitos a charlar, a esperar, a trabajar o descansar del trabajo– reviste de sentido a uno de los lugares que más frutos le ha dado a la historia de la humanidad: el espacio público.
Y ese espacio no suele tener fronteras.
Diana empezó a vincularse con la activación del espacio público en 2015, cuando en Argentina —tras la llegada a la Presidencia de Mauricio Macri— se legitimó la violencia policial en barrios pobres y marginales. Frente a ese contexto, junto al Movimiento Evita y la ‘Campaña Nacional contra la Violencia Institucional’, impulsó un festival llamado “Mi cara, mi ropa y mi barrio no son delito”. La propuesta transitaba por las villas de la capital, convocando a raperos, bailarines y organizaciones comunitarias para generar un entorno seguro y visibilizar a los jóvenes desde otras prácticas. Esta experiencia marcó profundamente su comprensión del espacio público como posibilidad de vida y resistencia.
Todo suena tan lejano y cercano a la vez.
—Trabajar con los movimientos sociales de cada barrio: merenderos, bachillerato popular, cooperativas o sindicato de vivienda hizo que identificáramos un lugar seguro para hacer una convocatoria local y tomar el espacio público como una posibilidad de hacer visibles otras vidas viene desde entonces.
Cerrar el círculo, abrir futuro
La Plaza del Teatro es un espacio cargado de tensiones, memoria, violencia, sensibilidad y vida. Diana Orduna reconoce que ahora, por primera vez, siente que se puede cerrar el círculo entre ciudadanía, instituciones y espacio público. Que hay una oportunidad real de transformar la gestión cultural desde la escucha, la colaboración y la experiencia.
Lo más importante, concluye, es pensar qué le pueden proponer a las personas en 2026, con base en lo que ya se sabe, se ha aprendido y se ha preguntado. En ese gran escenario, abierto y sensible, lo que queda es expandir el alcance a través de nuevos mediadores.
Agenda ‘El Teatro y su Territorio: residencia para vecinos y vecinas de la Plaza del Teatro’ 2025:
Todo sucede en la Plaza del Teatro Sucre y es de acceso libre.
El sábado 21 de junio, día del Inty Raymi, a las 19h00 se realizará una muestra del proceso en la Plaza del Teatro con proyecciones, intervenciones lumínicas, instalación visual y sonora.
- Práctica de danzas voguing. Plaza del Teatro. Sábado, 31 de mayo, 14h00.
- Son y Sucre – Salsa en la Plaza del Teatro. Plaza del Teatro. Sábado, 31 de mayo, 17h00.
- Mesas escenotécnicas y pedagógicas artísticas. Plaza del Teatro. Lunes, 2 de junio, 11h00.
- Laboratorio de creación en danzas urbanas y contemporáneas para wawas y sus familias. Plaza del Teatro. Jueves, 5 de junio, 14h30.
- Taller de escritura y dibujo para vecinos y transeúntes. Plaza del Teatro. Jueves, 5 de junio, 14h30.
- Mesas escenotécnicas y pedagógicas artísticas. Plaza del Teatro. Lunes, 9 de junio, 11h00.
- Laboratorio de creación en danzas urbanas y contemporáneas para wawas y sus familias. Plaza del Teatro. Jueves, 12 de junio, 14h30.
- Taller de escritura y dibujo para vecinos y transeúntes. Plaza del Teatro. Jueves, 12 de junio, 14h30.
- Práctica de danzas voguing en la Plaza del Teatro. Plaza del Teatro. Viernes, 13 de junio, 14h00.
- Son y Sucre – Salsa en la Plaza del Teatro. Plaza del Teatro. Viernes, 13 de junio, 17h00.
- Mesas escenotécnicas y pedagógicas artísticas. Plaza del Teatro. Lunes, 16 de junio, 11h00.
- Intervención plástica en el espacio público, creación de escenografía en vivo. Plaza del Teatro. Martes, 17 de junio, 11h00.
- Intervención plástica en el espacio público, creación de escenografía en vivo. Plaza del Teatro. Miércoles, 18 de junio, 11h00.
- Intervención plástica en el espacio público, creación de escenografía en vivo. Jueves, 19 de junio, 11h00.
- Laboratorio de creación en danzas urbanas y contemporáneas para wawas y sus familias. Plaza del Teatro. Jueves, 19 de junio, 14h30.
- Taller de escritura y dibujo para vecinos y transeúntes. Plaza del Teatro. Jueves, 19 de junio, 14h30.
- Intervención plástica en el espacio público, creación de escenografía en vivo. Viernes, 20 de junio, 11h00.
- Intervención plástica en el espacio público, creación de escenografía en vivo. Sábado, 21 de junio, 11h00.
- Práctica de danzas voguing en la Plaza del Teatro. Plaza del Teatro. Sábado, 21 de junio, 15h00.
- Muestra del proceso. Plaza del Teatro. Sábado, 21 de junio, 19h00.
- Mesas escenotécnicas y pedagógicas artísticas. Plaza del Teatro. Lunes, 24 de junio, 11h00.
- Taller de escritura y dibujo para vecinos y transeúntes. Plaza del Teatro. Viernes, 27 de junio, 14h30. //