Crecen Ceibos en tierras desiertas

Por Pavel Villamar Hernández

Brevísimo mapeo cultural de Manabí

Primera Parte

La provincia de Manabí será la sede del 5to Encuentro de Políticas y Economías de la Cultura, que tendrá cabida del 19 al 22 de mayo. A sólo pocas semanas de aquel encuentro, escribo el presente artículo, una breve mirada introductoria al actual ecosistema cultural en la provincia manabita.

Entre el 01 y el15 de abril del presente año, se tomó como objeto de estudio una muestra comunitaria basada en una serie de entrevistas a 12 artistas y gestores culturales, que han ejecutado proyectos en distintos cantones de la provincia, entre ellos: Portoviejo, Manta, Pedernales, Rocafuerte y Calceta.

El mapeo cultural que surgió como resultado, ha sido dividido en dos partes. Esta es la primera.

Si bien este estudio no pretende ser un diagnóstico definitivo que descifre las complejidades del ecosistema político y económico de los movimientos culturales en Manabí – estudio para el que quizás sería necesaria una mayor inversión de tiempo -, mi intención radica en generar un primer levantamiento de ciertas problemáticas relevantes en la cultura manabita, construido a través de las palabras de aquellos trabajadores culturales que habitan este territorio.

Cuando hablo de cultura, hablo desde la suma de dos sentidos a los que Raymond Williams hace referencia al escribir su ensayo “Cultura es algo ordinario”[1]: “para referirnos a una forma de vida en su conjunto, a los significados comunes, y para referirnos a las artes y el conocimiento, a los procesos especiales del quehacer creativo e innovador[2]

De esta manera, escribo desde dos vertientes:

La primera, una más objetiva, sustentada en datos, cifras y estudios minuciosos previos. En esta duología de artículos, será esta primera parte la que se acercará más a esta vertiente.

La segunda, quizás más subjetiva, enraizada a la realidad percibida por aquellos artistas y gestores, permeados de las cifras objetivas de la primera vertiente.

En la segunda vertiente habito yo también, como investigador de este artículo y como artista que vive y acciona desde este mismo territorio, pues en mi experiencia habita la realidad cultural que investigo, pues en mi cuerpo también está impregnada la cultura manabita: de ceibos, mangos y amorfinos: “La cultura es algo ordinario: por ahí es por donde debemos empezar. Crecer en aquella tierra significaba ver la forma de una cultura y sus modos de cambiar.[3]

Breve acercamiento a Manabí.

Siendo la tercera provincia más poblada de Ecuador – con una población de 1’592.840 personas aproximadamente, según el Censo del 2022 realizado por el INEC – Manabí es un territorio reconocido por su riqueza, gente humilde y la cuna de grandes artistas. Hasta la fecha en la que escribo este artículo, Manabí alberga a 1.340 artistas registrados en el Registro Único de Artistas y Gestores Culturales (RUAC).

El patrimonio cultural propio de esta tierra, desde los sombreros de paja toquilla –erróneamente llamados Panama Hats –, las tejedoras manabitas, el canto de los amorfinos y la delicadeza del arte popular realizado en La Pila, puede ser comparado solamente con la inmensidad de su gastronomía, recientemente declarada Región Gastronómica Mundial. 

Seguramente ha probado los dulces de Rocafuerte, y más de una vez se habrá dejado llevar por las delicias del viche, el corviche o la salprieta.

Si ha probado alguno de los platos previamente mencionados, entenderá por qué las fuentes académicas no me alcanzan para abarcar aquella variedad de amalgamas entre el plátano verde, el maní y el pescado.

¿Pero conoce también el greñoso? ¿La chucula? La diversidad es tanta y estas palabras tan cortas. Pienso en aquellas recetas perdidas en el olvido.

Me atrevería a decir que su impacto gastronómico a nivel nacional es tal, que no importa en qué ciudad se encuentre, probablemente haya alguna hueca escondida bajo el nombre de “la sazón manaba”. No tengo fuentes para la anterior afirmación, pura investigación de territorio.

Con lo anterior, es lógico afirmar que sus principales fuentes de ingreso son la agricultura -café, cacao, plátano, arroz, maíz, etc – la pesca y el turismo.

No obstante, a esta tierra de innumerables riquezas, la última década le ha dejado algunas tragedias.

El 16 de abril del 2016 un terremoto de magnitud de 7.8 horrorizó al Ecuador. Las cifras oficiales estiman 663 personas fallecidas y más de 6274 heridas[4].

Posteriormente, en 2020, la pandemia del Covid-19 alcanzó al país. El confinamiento, el miedo al contagio y el número catastrófico de mortandad generarían un grave golpe a la economía, al turismo, al arte, pero sobre todo al estado anímico nacional. 

Durante los años siguientes, Ecuador experimentaría un incremento histórico en episodios violentos. En 2023, Ecuador alcanzó una tasa de homicidios de 44,5 por cada 100.000 habitantes, un incremento del 74,5% en comparación del 2022, situándose como el país más violento de América Latina.[5]

Manabí sería reconocida en 2023 como la tercera provincia más violenta del país, con una tasa de homicidio de 59.52, concentrando el 11.84% de homicidios a nivel nacional.[6] 

Junto con la violencia, 2024 traería consigo una de las crisis energéticas nacionales más graves de las últimas décadas, dejando a sectores del país sin servicio eléctrico por hasta 14 horas. Una vez más, las industrias ecuatorianas tuvieron que ingeniárselas para adaptarse a la crisis, y por supuesto el sector cultural también.

A inicios de este año, el INHAMI había reportado intensas lluvias del 4 al 7 de abril, días en los que escribo este artículo, con las calles de mi casa inundadas. Múltiples ríos se han desbordado, mientras el agua se eleva entre parques, escuelas, hogares.[7]

En este contexto realizo entrevistas a varios gestores. Cada uno, desde la trinchera de sus disciplinas y trabajos, intenta buscar maneras de perseverar sus actividades culturales.

La ciudad sin teatro.

Manabí es una provincia con una capital sin teatro. No me refiero a la disciplina artística, que cuenta con importantes referentes como el grupo de teatro Contraluz o el Laboratorio de Teatro de la Casa de la Cultura –, hablo de la infraestructura teatral, de un teatro como espacio físico de calidad que acoja a artistas y espectadores de la ciudad.

El día que entrevisto a Fidel Intriago, director provincial de la Casa de la Cultura Núcleo de Manabí (CCEM), me recibe con botas y la mitad del cuerpo empapado de agua y lodo. Había estado intentando, junto con un grupo de trabajadores de la institución, salvar los equipos dentro de una Casa de la Cultura que se encontraba padeciendo la peor inundación desde abril del 2017.

El agua subió incluso hasta la altura de las tablas del escenario de aquel teatro que tenía como primer referente para este artículo. Entre las butacas cubiertas de lodo, la madera mojada y una pared destruida, calculan un daño de alrededor de 40mil dólares.

Fidel me cuenta que solucionar los problemas en la infraestructura de la Casa de la Cultura, que está en zona de riesgo, resultaría una inversión demasiado fuerte para el sector público. Pese a que se han intentado reiterados esfuerzos por reubicar a la Institución de lugar, los cambios de administración en cada gobierno, paros nacionales, la extensa burocracia de procesos públicos y la pandemia han sido algunos de los motivos que han entorpecido la fluidez del proceso.

Un par de semanas antes de la entrevista, mediante un pronunciamiento vía Facebook el 19 de marzo del presente año, la Sede Nacional de La Casa de las Culturas habría protesta en contra de una reducción del presupuesto, que pasó de 17,2 millones de dólares correspondientes al año 2018, a 11,2 millones de dólares en el 2025.[8]

Sin embargo, Fidel afirma que no han permitido que esto sea una camisa de fuerza:

Entendiendo que el teatro es más allá de la necesidad del espacio físico, el teatro es una actividad, un movimiento, un trabajo. Entonces nos concentramos más bien en que ese espacio permita crear obras. Nos enfrascamos en trabajar en la cadena de valor del teatro, más que en la infraestructura en sí. La infraestructura es parte de la cadena de valor, por supuesto, porque evidentemente es el lugar donde se exhibe, donde se expone. Es necesario. Sin embargo, necesitábamos crear un movimiento.[9]

Reconozco una red desde la Casa de la Cultura que va más allá de Portoviejo. Espacios como el Buque Azart y la Sala Mac en Manta, el Centro Creativo en Jipijapa y La Casa del Artista en San Jacinto, son espacios que permiten la circulación de obras y oferta artística sin depender de la infraestructura de la capital.

Mientras realizo este artículo, el 08 de abril, el Ministerio de Cultura y Patrimonio, en conjunto con la Secretaría Técnica de Gestión Inmobiliaria, le otorga a la Casa de la Cultura un nuevo espacio para habitar: el antiguo Banco de la Vivienda, en las calles 10 de Agosto y Olmedo.

Por ahora, sólo podrán trasladar la parte administrativa, mientras que las actividades artísticas residirán aún en la anterior sede.

A pocas cuadras de la CCEM, queda el Parque Las Vegas, y dentro del parque el conocido Teatro Greco Romano. Una obra pública, con capacidad para 4000 personas que, por su estructura, requiere de una inversión técnica grande en sonido y luces para realizar presentaciones artísticas.

Joalnys Rodíguez me explica que usar aquel espacio “conlleva una inversión de cerca de siete mil, ocho mil dólares en rider técnico. Lo que implica que, si tú no tienes un apoyo directamente del municipio, no puedes hacer un evento en ese espacio”.[10]

Joalnys es la jefa técnica del Centro de Arte Municipal “Marina Castro de Andrade”, un centro de formación artística que pertenece al Departamento de Turismo, Cultura y Patrimonio del Municipio de Portoviejo. En ese espacio, cientos de jóvenes manabitas se preparan de manera gratuita como músicos por doce años y, como parte del proceso pedagógico, se presentan reiteradamente como orquesta sinfónica, acompañando a distintos artistas nacionales e internacionales.

Joalnys me cuenta que, luego de veinte años de trabajo, ha habido avances en la música sinfónica manabita: Dos orquestas (una privada y una estatal), una filarmónica, varios procesos formativos y un incremento en el apoyo del Estado. Sin embargo, comparte la preocupación por la falta de un espacio de calidad para presentaciones artísticas, así como la carencia de una orquesta sinfónica profesional de Manabí que cuente con un sueldo digno.

Para Joalnys, estos dos factores irrumpen también con la formación elemental de muchos artistas sonoros quienes, a pesar de formarse en ciudades fuera de la provincia con infraestructuras más sólidas y con mejores presupuestos, regresan a Manabí y no encuentran otra opción que ser docentes en instituciones educativas primarias y secundarias.

Si bien no considera que haya algo malo en ello, teme que esta sea la única opción para artistas preparados que, dedicados a la docencia escolar, se ven obligados a dejar su práctica artística de lado: “Yo soy chelista. Me dedico a la docencia en Portoviejo. Sin embargo, no toco. Porque no hay dónde tocar (…) Y nosotros, como artistas, necesitamos ejecutar y enseñar, para mantener un equilibrio”.[11]

De los escasos espacios de presentaciones en la ciudad que existen, los intereses personales, así como la burocratización excesiva en algunos procesos y costos de alquiler elevados — incluso para eventos con entrada gratuita — llegan a entorpecer el uso de esos espacios.

Todavía no hemos llegado al punto en el que todos estos muchachos que se están formando —que han ido a la UArtes, al Conservatorio Nacional, a Cuenca, a Loja — regresen a Manabí con lo que han aprendido y formen parte de la orquesta sinfónica de Manabí. Porque Manabí se lo merece. (…) No importa dónde sea la sede. Ya no pueden decir que es porque no hay músicos preparados. Porque en veinte años hemos cultivado artistas que están dispersos. Ya hay. Lo que hace falta son recursos para implementar una orquesta sinfónica profesional. (…) Si hubiera una orquesta sinfónica, podríamos compartir atril con nuestros alumnos. ¿Y qué mayor orgullo que ese?[12]

La Trinchera

Viajo a Manta a visitar el espacio del Teatro La Trinchera. Ahí me recibe su director, Nixon García.

Entre el ruido del taladro y el martillo que reparan leves goteras en el teatro, provocados por las intensas lluvias, me cuenta la historia del grupo.

La Trinchera es un grupo de teatro que surge en 1982 como un experimento estudiantil colegial en una Manta cuyos referentes y espacios teatrales de aquella época eran casi inexistentes. Para el año 1983, Nixon tomaría la figura de director, y viajarían a formarse a Quito.

Obviamente, si queríamos emprender un proyecto, había que ir más allá de eso. Y la provincia de Manabí no nos ofrecía posibilidades. (…)  ¿Cómo, sin ninguna motivación, sin un referente, sin un precedente, estos muchachos de colegio decidieron apostar por un arte que no existía? Yo siempre digo que era como sembrar en la arena.[13]

En un inicio, el grupo contó con el apoyo de la ULEAM y el departamento de Difusión Cultural del Banco Central; sin embargo, el financiamiento fue mermando con el tiempo.

En el año 2000, el municipio les otorga, en comodato, un terreno de 3010 metros cuadrados, a sesenta años. En ese espacio construyeron un teatro, financiado con el apoyo de la ULEAM y, sobre todo, con autogestión. 

Hoy en día, el teatro La Trinchera es, probablemente, uno de los teatros mejor condicionado en Manabí, siendo además la sede del Festival Internacional de Teatro en Manta que desde 1988 ha realizado más de 36 ediciones consecutivas, a pesar de la pandemia, el incremento de violencia y la falta de presupuesto.

El teatro también ha contado con financiamientos estatales con fondos del Instituto al Fomento Creatividad e Innovación (IFCI), así como apoyo de amigos del sector privado y alguna ONG.

Pese a ello, y a la resiliencia del grupo por mantener viva su actividad cultural, Nixon me comparte que la ola de inseguridad ha provocado una disminución en la asistencia del público y que el teatro actualmente enfrenta un duro momento económico, con una deuda de miles de dólares invertidos en mejoras para el espacio: “Todo esto exige presupuesto, inversión. A veces no hay todo el dinero para invertir, entonces hay que prestar y luego se va pagando. Es la única forma de sostener este proyecto”.[14]

El caso del primer teatro en Rocafuerte.

En el cantón de Rocafuerte existe un espacio cultural en Manabí que fue construido, al menos en su fase inicial, completamente con una inversión privada.

Entrevisto a Lizardo Navarro, presidente de la Fundación Cultural Scorpio. Aunque fundada en 1995, por abogados e ingenieros que compartían un mismo enfoque de la utilización de la cultura y el arte como herramientas de transformación social, la fundación recibiría entre sus filas en 2021 a un grupo de artistas que le darían un nuevo enfoque.

Estos artistas idearon un proyecto para revitalizar un espacio pequeño con el que la fundación ya contaba bajo el nombre de “La Casita”, creado bajo autogestión. No obstante, el proyecto tomó un giro inesperado y creció de manera exponencial al ser revisado y financiado por una persona particular de alto poder adquisitivo. Esta persona resultaría ser nieto de la Prof. Querida Villagómez, quien trabajó por la gestión cultural y desarrollo del cantón de Rocafuerte y es, finalmente, quien le daría el nombre al teatro en el que terminó convirtiéndose aquel proyecto.

El Teatro “Profesora Querida Villagómez” es el primer teatro en Rocafuerte, contando con una sala para teatro, con capacidad para 91 butacas, una recepción donde funciona la biblioteca, y dos salones multiusos.

Una vez construido, un financiamiento del IFCI terminaría de mejorar y condicionar el teatro.

No obstante, Lizardo me explica que la realización de un espacio más grande conlleva también un presupuesto de mantenimiento más elevado, y el espacio aún no alcanza una liquidez que le permita funcionar con un equipo de trabajo que reciba un sueldo digno.

Tenemos el reto de alcanzar la sostenibilidad. Poder llegar a una liquidez para poder contratar personal de planta porque, ahora que el trabajo es voluntario, nos cuesta realizar ciertas actividades de manera permanente. Esto nos obliga a hacer ciclos cortos que, si bien dan ciertos resultados, ahora estamos buscando algo más a largo plazo.[15]

A diferencia del caso particular del teatro Profesora Querida Villagómez, entre el grupo de 12 artistas y gestores que entrevisté, son muy pocos los que han contado con apoyo del sector privado.

De los 1340 artistas manabitas registrados en el RUAC, 695 se dedican a las artes musicales y sonoras, y 312 a las artes escénicas, representando conjuntamente el 75,15% del total provincial. Con ello, podemos afirmar que problemáticas como la carencia de infraestructuras idóneas y con financiamientos dignos para presentaciones artísticas, se develan como tópicos relevantes que podrían afectar a más de tres cuartos de los artistas y gestores artísticos de Manabí.

Si bien los espacios culturales previamente mencionados no definen, necesariamente, la realidad total de Manabí – para ello habría que realizar un mapeo minucioso de los distintos espacios culturales a nivel provincial –, resultan idóneos a la hora de identificar cuatro ejemplos de problemáticas en la infraestructura cultural:

Espacios de instituciones estatales que son víctimas del recorte presupuestario, el abandono estatal y una burocratización desmedida.

Espacios públicos construidos con fondos gubernamentales que no responden a la realidad económica de la comunidad, como el Teatro Greco Romano del Parque Las Vegas.

Espacios independientes y autogestionados cuyo financiamiento se ve afectado por las dificultades del contexto social que habita, como el Teatro La Trinchera.

Y espacios como el teatro Profesora Querida Villagómez, que han tenido el privilegio de recibir grandes apoyos por parte del sector público y, sobre todo, del sector privado. No obstante, aún no cuentan con liquidez.

Los abuelos decían que en esta tierra todo crece. Una semilla podría ser lanzada, inadvertidamente al suelo que piso ahora, y esta brotaría sana en pocos días.

Pienso en la metáfora “sembrar en la arena” expresada por Nixon. A este punto, generar proyectos culturales en Manabí sin una infraestructura adecuada se siente, de hecho, menos como una tierra fértil y más como intentar sembrar en un terreno árido y hostil.

Aún así, las semillas siguen brotando.

Los recortes presupuestarios no han detenido a la Casa de la Cultura de Manabí, la violencia en las calles no ha aminorado el esfuerzo de La Trinchera, las inundaciones no evitaron que Rocafuerte tuviese su primer teatro.

Tal vez nunca fue el suelo.

Tal vez fue la semilla.

Y mientras cuantos más trabajadores culturales entrevisto, más pienso en los ceibos. En aquellos árboles altos y longevos, que habitan incluso en los bosques más secos de Manabí.

Quiero pensar que el arte siempre encuentra maneras de surgir en esta provincia porque aún hay gente, en espacios culturales, sembrando en arena.

Pero aún es muy pronto para conclusiones.

Nos queda una segunda parte para continuar esta investigación, en la que hablaremos de nuevas maneras de ejercer gestión como respuesta a entornos manabitas conflictivos.

BIBLIOGRAFÍA

Entrevistas

García, Nixon. Entrevista personal, 05 de abril de 2025.

Intriago, Fidel. Entrevista personal, 03 de abril de 2025.

Navarro, Lizardo. Entrevista personal, 08 de abril de 2025.

Rodríguez Caicedo, Joalnys. Entrevista personal, 03 de abril de 2025.

Referencias bibliográficas

Observatorio de Políticas y Economía de la Cultura (2024). Resultados de la primera encuesta de capacidades provinciales para la gestión cultural. Reporte Termómetro Cultural (4).  Universidad de las Artes / ILIA.      

Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), Reconstruyendo Las Cifras Luego del Sismo. Memorias. 2017, https://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/web-inec/Bibliotecas/Libros/Memorias%2013%20abr%202017.pdf.

InSight Crime. “Balance de InSight Crime de homicidios Intencionales en Ecuador. Análisis de las Estadísticas Finales del Año 2023”. 2023. https://insightcrime.org/wp-content/uploads/2023/08/Balance-de-InSight-Crime-de-los-homicidios-en-2023-Feb-2024.pdf.

OECO. “Boletín Anual de Homicidios 2023.” Abril 2024. https://oeco.padf.org/wp-content/uploads/2024/04/OECO.-BOLETIN-ANUAL-DE-HOMICIDIOS-2023.pdf.

Primicias.ec. “Lluvias de mayor intensidad del 4 al 7 abril en Ecuador, según INAMHI.” https://www.primicias.ec/sociedad/lluvias-mayor-intensidad-del4al7abril-ecuador-inamhi-93219/.


[1] Extraído del libro The Raymond Williams Reader (2001), pp. 10-21 Traducción por Ricardo García Pérez

[2] Raymond Williams, Cultura es algo ordinario. 1958. Pag 40.

[3] Williams, Cultura es algo Ordinario. 38, 39.

[4] Cifras extraídas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), Reconstruyendo las cifras luego del sismo. MEMORIAS. 13 abr 2017, https://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/web-inec/Bibliotecas/Libros/Memorias%2013%20abr%202017.pdf.

[5] InSight Crime, “Balance de InSight Crime de los homicidios en 2023”, 2024, https://insightcrime.org/wp-content/uploads/2023/08/Balance-de-InSight-Crime-de-los-homicidios-en-2023-Feb-2024.pdf.

[6] Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado, “Boletín Anual de Homicidios Intencionales en Ecuador, Análisis de las estadísticas finales del año 2023”, 2024, https://oeco.padf.org/wp-content/uploads/2024/04/OECO.-BOLETIN-ANUAL-DE-HOMICIDIOS-2023.pdf.

[7] Primicias.ec, “Lluvias de mayor intensidad del 4 al 7 abril en Ecuador, según INAMHI,” Primicias.ec, [consultado el 08 de abril de 2025], https://www.primicias.ec/sociedad/lluvias-mayor-intensidad-del4al7abril-ecuador-inamhi-93219/.

[8] Publicación de la cuenta de La Casa de las Culturas. https://www.facebook.com/photo?fbid=1080443724123645&set=pb.100064740816387.-2207520000

[9] Fidel Intriago, entrevista personal, 03 de abril de 2025.

[10] Joalnys Rodríguez Caicedo, entrevista personal, 03 de abril de 2025.

[11] J, Rodríguez. 2025.

[12] J, Rodríguez. 2025.

[13] Nixon García, entrevista personal, 05 de abril de 2025.

[14] N. García, 2025.

[15] Lizardo Navarro, entrevista personal, 08 de abril de 2025.

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