Por Eduardo Varas
El 26 de marzo, la ministra de Cultura y Patrimonio, Romina Muñoz, hizo público un video en el que interpelaba a la candidata Luisa González y al correísmo, asegurando que en entre 2007 y 2017 no se emitió ni una sola política pública. Las críticas a ese video fueron inmediatas.
Se trata de un video publicado el pasado miércoles 26 de marzo, que dura un minuto y 24 segundos y que ha dado mucho de qué hablar. En él, la ministra de Cultura y Patrimonio, Romina Muñoz, se dirige a Luisa González y, entre otras cosas, le dice: “Señora candidata (…) hubiese sido bueno que en el gobierno que usted representa, por lo menos, se hubiese emitido una política pública a favor del sector cultural”. Para algunos esto se acerca a la negación del pasado; para otros, lo dicho por la ministra puede ser la base para reflexionar sobre lo que ha sido la gestión de un ministerio con 18 años de existencia.
Es que en este video —que funciona como respuesta a uno que Luisa González publicó ocho horas antes, en el que hablaba de la necesidad de declarar la emergencia en el sector cultural, al decir que ha estado abandonado totalmente— Muñoz critica a correísmo y a sus prácticas definidas como de “gratuidad y dependencia”, así como su rechazo a lo privado, que han terminado, de acuerdo a ella, por alejar a los jóvenes de lo cultural. Asimismo, asegura que el correísmo abandonó la infraestructura cultural ya creada por el Banco Central del Ecuador y, además, afirma que en Fiscalía continúan las denuncias por la pérdida de bienes culturales y patrimoniales durante la época de Rafael Correa como presidente.
https://www.facebook.com/romina.munoz.7/videos/1184451043314112
Con este posteo, la ministra entró de manera directa en la campaña electoral entre el actual presidente, Daniel Noboa, y la candidata González. Un análisis superficial podría concluir que ese video es, por lo bajo, un error comunicacional, y que por eso ella ha tenido que usar redes sociales para aclarar lo que quiso decir. Sobre todo, por su cuestionamiento acerca de lo realizado por el correísmo en términos de políticas culturales para el sector cultural.
Especialmente porque, si bien sería absurdo decir que Rafael Correa inauguró la cultura y el arte en el país —peor la creación de normativa y políticas públicas—, fue en su primera administración que se creó el Ministerio de Cultura y Patrimonio, a través del decreto ejecutivo 005, el 15 de enero de 2007.
Muñoz ha sido criticada con anterioridad por publicaciones en redes sociales. Días antes de la publicación del video en cuestión, Martín Sánchez, presidente de la Casa de la Cultura (CCE), núcleo de Azuay, públicamente le pidió que no mintiera, luego de que la ministra publicara un post sobre el trabajo en conjunto con algunas sedes de la CCE, entre ellas la de Azuay, algo que desmintió Sánchez. Pero con el video del 26 de marzo, la crítica y el rechazo hacia ella fueron más duros.
Esas perspectivas críticas
El video no ha pasado desapercibido en redes sociales y en conversaciones. En el terreno de lo público, tampoco faltaron opiniones. Por ejemplo, están voces como la de Fernando Cerón, presidente nacional de la CCE que, en una entrevista en Radio Pichincha, criticó la idea de que Muñoz haya sido la primera en presentar políticas públicas culturales en el país. Desde la perspectiva de Cerón la ministra estaría negando procesos que se han realizado y que no se pueden desconocer, y nombra incluso la creación de la Universidad de Las Artes, en Guayaquil, fundada el 17 de diciembre de 2013, como la ejecución de una política pública en lo cultural.
Hay publicaciones en Facebook donde la acusan de ser servil al gobierno, utilizando sus declaraciones en 2023, cuando fue separada de su cargo como directora del Museo Nacional, y en una entrevista dijo que el Ministerio de Cultura se ha “dedicado a complacer al gobierno de turno”. Y las críticas se han extendido a su gestión, enfocándose en la creación del Museo de la Memoria, y en que hasta el momento no se hayan restablecido los institutos de fomento IFAIC e ICCA. Esto pese a que en julio de 2023 el entonces presidente Guillermo Lasso derogó el decreto con el que el expresidente Lenín Moreno fusionó ambos institutos en uno y, en noviembre de 2024, la Corte Constitucional sentenciara que un presidente no puede suprimir organismos creados por leyes orgánicas, a través de la firma de decretos.
El 28 de marzo publicó una aclaración a su video en redes sociales, que decía: “No niego la creación de instituciones, hago referencia a una institucionalidad basada en la negación de lo anterior y el saqueo del trabajo de otros”. Además, publicó un hilo en el que contó lo que se había realizado bajo su gestión.
Para el periodista Pablo Salgado, lo que ha sucedido con el video responde al papel que ha tenido el gabinete de Daniel Noboa en esta campaña electoral: “No es únicamente la ministra de Cultura —dice Salgado— pero ella ha tenido un rol fundamental, se ha activado para, efectivamente, participar en campaña respaldando a su candidato presidente”. Esta afirmación no debería ser recibida con extrañeza, porque en la más reciente historia política del país ministros y asambleístas se han activado en campañas de reelección.
Sin embargo, Salgado dice que algo así no ha pasado antes. “No ha tenido ningún empacho en vestirse de una elegante camiseta morada, ni de vestir a los funcionarios del Museo Nacional y del Ministerio con la misma camiseta (…) hoy ella lleva los elencos de la Sinfónica supuestamente a territorio, a sus actos que disfraza de ferias o servicios culturales, pero todos saber que efectivamente es una participación activa en campaña electoral”.
Dentro de ese terreno de campaña, Salgado incluye el anuncio de fines de enero pasado de la construcción de un nuevo edificio para el Museo Nacional, que con un costo de 100 millones de dólares —en un terreno en el centro norte de Quito, entregado por la Secretaría Técnica de Gestión Inmobiliaria del Sector Público— sería un proyecto bajo un modelo público-privado que, de acuerdo al régimen, no se ha hecho antes en el país. “Hay que medir los tiempos —dice Salgado—, porque el anuncio sorprendió al sector cultural ya que se hizo sin que lo supieran los actores del sector patrimonial, no participaron ni curadoras, ni gente de la red de museos, etcétera. Y claro, la gente empezó a preguntarse ¿de dónde salió el proyecto? ¿Con quién lo están haciendo? ¿Quiénes han participado y de dónde van a sacar los recursos?”.
El periodista redondea la idea diciendo que apenas se hizo el anuncio, se colocaron mallas de campaña electoral en el terreno transferido para que se haga el Museo Nacional. “Tú miras eso y es plena campaña electoral. No tienes la menor duda”, dice Salgado.
Una carta pública y su respuesta
El video del 26 de marzo trajo una reacción adicional: una carta pública firmada por cuatro exministros de Cultura, como Érika Silva, Raúl Vallejo, Ramiro Noriega, Guillaume Long y seis exfuncionarios. En la carta, hablan de una “memoria selectiva”, por parte de Romina Muñoz y le recuerdan una serie de hitos ligados a políticas culturales, como la promulgación de la Ley Orgánica de Cultura, la creación del Sistema Nacional de Fondos Concursables y la implementación de la Cuenta Satélite de Cultura y otros.
Ante la carta pública, la respuesta de la ministra Muñoz se volvió necesaria y tocó temas que no se discuten mucho. Con el título de El Ecuador no se fundó con la Revolución Ciudadana y su Cultura (sic) tampoco, el texto que Muñoz colgó en sus redes sociales se contrapone a lo publicado por los exministros, a quienes califica de repetir un “discurso mesiánico y fundacional, con un tono paternalista y burlón”.
Entre otras cosas, Romina Muñoz habla de “la desconexión del Ministerio de Cultura y Patrimonio y de la Ley Orgánica de Cultura con la realidad de los trabajadores del arte a nivel nacional -es decir, más allá de la Capital-; con la infraestructura que heredó del Banco Central y con otras infraestructuras culturales, es real y no es menor”.
Muñoz también critica la reducción de la gestión cultural del Banco Central del Ecuador, un hecho que define como “mañoso”: “Esta visión carente de una perspectiva histórica crítica es lo que no ha permitido desarrollar procesos al interior del mismo Ministerio, para asumir con responsabilidad la gestión de esas colecciones, infraestructura y espacios culturales que el Ministerio heredó del Banco Central y otras instituciones”, escribe. En otro parte, la ministra de Cultura dice que “es falso que ustedes crearon la primera ley en materia cultural” y da varios ejemplos de normativas en ese sentido, de hace más de 100 años.
Y en otro punto de su respuesta, Muñoz enfrenta las críticas al Museo de la Memoria. Lo hace con las siguientes palabras: “La obligación de crear el Museo de la Memoria está establecida en la Ley de Reparación de Víctimas, vigente desde el 13 de diciembre de 2013. Durante el periodo de la llamada “revolución”, contando con todos los recursos a disposición no se avanzó en absoluto para cumplir con esta obligación legal y moral. Ocho ministros pasaron por el cargo —algunos firmantes de esta carta— sin concretar este mandato. Este museo, que ahora sí existe, está situado en un espacio que ustedes mismos destinaron para exposiciones en el edificio del Ministerio que hoy dicen defender, y que fue readecuado con ese fin. ¿Cómo es posible que ese mismo lugar que utilizaron para inaugurar exposiciones hoy sea desacreditado como un “sótano”?”.
“Esta carta hace toda una explicación que no está en el video”, dice la escritora y académica María Paulina Briones. Para ella, por fuera de la polémica de carácter electoral, hay que normalizar la discusión sobre la gestión pública.
“Creo que como funcionarios públicos debemos saber que estamos sujetos a la intervención, a la fiscalización y a todo tipo de cosas, incluso el desprestigio público y creo que la ministra Muñoz lo comprende perfectamente”, explica Briones. Pero esa comprensión vendría acompañada de algo más, porque “quienes tienen reparos sobre la labor de la ministra Muñoz, lo van a tener siempre”, dice la escritora.
Briones recoge ciertas cosas que le “imputan” a Muñoz, entre ellas que sea una buena ministra de derecha. “Eso no es hablar de gestión”[1] [2] , explica Briones. Si la discusión se centrara en la gestión, Briones cree que Muñoz podría ser vista como una ministra trabajadora que ha operativizado varias cosas; pero acepta que pertenece al gabinete de un presidente al que “no justifico en muchas de sus acciones”. Pero si se trata de ver la gestión, hay que reconocer el trabajo de mandos medios, dice Briones, que muchas veces son quienes hacen que las cosas sucedan, sin importar su posición política[3] : “Creo que dentro de los equipos de trabajo de la ministra Muñoz ha habido y hay gente ideológicamente contraria a este gobierno”.