El arte y la cultura en la conmemoración de los cien años del 15 de noviembre: una lucha por los derechos humanos y civiles

En el 2022, algunas de las actividades que rememoran el centenario del 15 de noviembre en ciudades como Guayaquil y Quito, constituyen parte de esa memoria histórica que, no solo reivindica los derechos humanos, sino que resiste y da cabida a producciones artísticas más contemporáneas.

Por Lesly Armijos y Carlos Aguayo*/ @odalis.procel @karlozaguayo. Editado por: Mario Maquilón*/@memareoenlamarea 

El pasado 15 de noviembre se conmemoraron los cien años de la masacre obrera ocurrida en la ciudad de Guayaquil. Para este fin, se llevaron a cabo varios eventos representativos que revivieron de forma simbólica la lucha de la clase obrera. 

Uno de ellos fue el conversatorio sobre la novela Las cruces sobre el agua del escritor Joaquín Gallegos Lara, que vio la luz en 1946 y que fue recientemente reeditada por la editorial de la Universidad de las Artes junto con el Fondo de Cultura Económica. Esta presentación tuvo lugar en el marco de la feria Libre Libro, Editoriales independientes 2022, VIII Edición, el día sábado 19 de noviembre. El panel de diálogo sobre esta obra estuvo conformado por: Andrés Landázuri, Fernando Montenegro, Luis Ponce y José Miguel Cabrera, director editorial de la universidad, como moderador. 

Montenegro menciona que la masacre sucede en un tercio de la novela (es conocida como la novela de la masacre), por lo mismo, Landázuri menciona que es una obra conocida por todos sin haber sido leída. Así mismo, expuso que Gallegos Lara intentaba crear la novela nacional, por tal, tiene un objeto que representa la lucha social que ha sido llevada a diferentes formatos de representación simbólica (cruces, libros, pinturas, arte, eventos, etc.…) como la ceremonia en la que se arrojan varias cruces sobre el río Guayas.

De igual manera, en el edificio El Telégrafo de la Universidad de las Artes se encuentra la exposición “El Siglo” de los artistas Hugo Idrovo y Gabriela Rivadeneira, y que consta de tres piezas, partes o momentos construidos a partir de imágenes, archivos y documentos. Las técnicas utilizadas fueron: lienzo sobre madera, marcador sobre pared y piezas arqueológicas de reliquias históricas de la modernidad. Como parte de la exposición se incluye una reescritura en pared de Las cruces sobre el agua, en la que se describen los sucesos del 15 de noviembre de 1922, y que fue realizada por Rivadeneira. Esta acción abre la puerta al análisis sobre los procesos de relectura y reescritura de la memoria social que han marcado el devenir de una ciudad como Guayaquil.

La institución universitaria también acogió la muestra “Sendas de una conquista”, de la artista Esmeralda Muñoz, y que consta de una selección fotográfica, documental y periodística para evidenciar mediante estos registros la violencia estatal contra la clase obrera, al tiempo que incluye imágenes sobre algunas de las conmemoraciones del 15 de noviembre. La exposición tuvo lugar en la galería 4ta Pared de la Biblioteca de la Universidad de las Artes. 

Además de la UArtes, otras instituciones del campo cultural y artístico se sumaron a estas remembranzas.  Por ejemplo, el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo – MAAC organizó un conversatorio que fue abordado desde la perspectiva histórica por parte del historiador Freddy Avilés Zambrano, y desde un enfoque artístico, por parte de la crítica de arte Matilde Ampuero. Así también, se proyectó el documental de Pocho Álvarez “Nosotros, una historia de obreros”. Adicionalmente, en la Universidad de Guayaquil se presentó la obra de teatro “La Representación del 15 de Noviembre” de Alejandro Moreano, y que contó con la participación del Teatro Arawa y el taller de teatro universitario, además de la dirección de Juan Coba Caiza.

Por otra parte, la Casa de la Cultura núcleo del Guayas llevó a cabo la muestra fotográfica “Las fotos del obrero”, que estuvo acompañada por manifestaciones artísticas de docentes y estudiantes de la Universidad de las Artes. Así también, en la CCE de Guayaquil tuvo lugar la jornada de “Cine Obrero”, cuyas sedes adicionales fueron la sala de cine del Centro de Producción e Innovación MZ14 de la UArtes, la Cinemateca de la Casa de la Cultura en Quito y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), éstas últimas en Quito.

En este sentido, en la capital ecuatoriana también se recordó el 15 de noviembre de 1922. El Museo de la Ciudad dio cabida a la jornada conmemorativa ‘Un siglo de memoria: la matanza del 15 de noviembre’ que incluyó intervenciones artísticas y conversatorios sobre la explotación actual de la fuerza de trabajo. La actividad fue organizada por Observatorio del Trabajo y el Pensamiento Crítico de la Universidad Central del Ecuador, el Centro de Estudios Latinoamericanos en Ciencias Sociales y Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y el Comité Organizador del Centenario de la Huelga General del 15 de noviembre. 

De forma similar, el Centro de Arte Contemporáneo – CAC realizó el evento memorial ‘En el río late la promesa de la rebelión’ por los 100 años de la masacre obrera de 1922, en colaboración con estudiantes y profesores de octavo, noveno y décimo de educación básica del Instituto Nacional Mejía. El objetivo de la propuesta fue mostrar las formas de resistencia desde la palabra, el lenguaje y la lectura, por lo que se destacaron las manifestaciones narrativas y de habla popular y coloquial de trabajadores, jornaleros, montubios, cholos e indígenas presentes en la novela “Las cruces sobre el agua”.

Estos eventos revelan la presencia y emergencia de sucesos históricos en producciones literarias y artísticas, lo cual contribuye a la construcción de un acervo documental sobre la ciudad y a la generación de nuevas revisiones y discursos sobre estos hitos. Así también, es destacable la participación de nuevas generaciones, representadas por estudiantes colegiales y universitarios, los cuales tienen la capacidad de aportar con miradas contemporáneas sobre estos acontecimientos.

En particular, este artículo busca hacer énfasis en el papel que juegan las manifestaciones artísticas y culturales en la construcción de memoria histórica y social para una población, más aún en el caso de sucesos que conllevan luchas y reclamaciones de derechos humanos y civiles, por lo que su relevancia se vuelve aún más significativa. En este sentido, se aprecia también la transversalidad propia del arte, en tanto entra en diálogo y se alimenta de las esferas políticas, económicas, laborales, educativas, académicas, deportivas, etc. Un ejemplo de esto fueron las producciones creadas con motivo de la pandemia del Covid-19, gracias a lo cual también se erigió un corpus de obras que se constituyen como un registro fenomenológico de la forma en que se vivió la crisis sanitaria.

Al respecto, Rabotnikof (2010) explica que las producciones de memoria colectiva pueden clasificarse en tres grandes vertientes: la identitaria, que alude a la conformación de los estados-naciones; la reivindicativa, que se refiere a las luchas de los movimientos sociales y de víctimas que buscan reparación; y la terapéutica, que explora las posibilidades de estas acciones para inducir transformaciones subjetivas en quienes participan de estos espacios. De entre estas alternativas, consideramos que los eventos y actividades aquí expuestos se enmarcan en las dos últimas.

Por su parte, Diana Taylor (2003) propone que la relación entre arte y memoria ofrece la oportunidad de “romper lógicas homogeneizantes”, en tanto permite rescatar los discursos y visiones de grupos minoritarios y excluidos. En este sentido, Gaborit (2007) y Reátegui Carillo (2009) comentan que a través de este vínculo se genera un espacio para expresar y compartir experiencias de horror y de trauma que escapan a las posibilidades documentales y archivísticas, con lo que estas manifestaciones adquieren una dimensión ritual. 

Sin embargo, es necesario cuestionarse ¿cuál es el impacto real de estas presentaciones y eventos? Esta pregunta se vuelve más relevante al considerar el contexto actual en el que se mantiene la precarización e informalidad laboral, y en el que las protestas sociales de 2019 y 2022 fueron reprimidas mediante abusos y excesos de fuerza por parte del contingente policial. Por tanto, es preciso que estas reflexiones y análisis trasciendan las esferas académicas y populares para instaurarse en los ámbitos gubernamentales, desde los cuales se toman las decisiones que determinan en gran medida las condiciones de vida de la población.

Así también, es necesario un abordaje crítico de estos acontecimientos y manifestaciones artísticas y culturales, de modo que se constaten las repercusiones e interrelaciones que desde el pasado configuran el contexto socioeconómico actual. Para ello es crucial el aporte que puede surgir desde los gremios, organizaciones de la sociedad civil y la academia, como una vía para generar un entramado de resistencia que genere propuestas para el desarrollo colectivo y la defensa de sus derechos. 

Bibliografía:

Gaborit, M. (2007). Recordar para vivir: el papel de la memoria histórica en la reparación del tejido social. ECA: Estudios centroamericanos, 62(701), 203-213. Disponible en https:// dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2360665

Reátegui Carrillo, F. (2009). Las víctimas recuerdan. Notas sobre la práctica social de la memoria. En M. Briceño-Donn, F. Reategui Carrillo, M.C. Rivera y C. Uprimny Salazar (Eds.), Recordar en conflicto: Iniciativas no oficiales de memoria en Colombia (pp. 17-42). Bogotá: Centro Internacional para la Justicia Transicional.

Rabotnikof, N. (2010). Memoria pública, espacio público y sociedad civil. Ponencia presentada en el Seminario Derecho y memoria histórica: Justicia transicional, políticas públicas y ciudadanía (Inédita). Universidad Carlos III, Madrid.

*Lesly Armijos, (1999). Estudiante de Literatura en la Universidad de las Artes, escritora y editora en la revista digital de arte contemporáneo Tarpuk.

*Carlos Aguayo (1991). Estudiante de la Universidad de las Artes, corrector del libro Una boca sin dientes (La Caída Editorial, 2022). Conduce la propuesta: Laboratorio de escritura creativa.

*Esta es una colaboración para la redacción de Cultura en Renglones.

*Las opiniones expresadas en este texto son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan la posición del Observatorio.

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