El dinero para la cultura. Presupuestos del Ministerio de Cultura y Patrimonio en Ecuador en el 2022 y el 2023.

¿Cuánto dinero podrán gastar al año instituciones públicas como el Ministerio de Cultura y Patrimonio en Ecuador? En este artículo se analizan algunos presupuestos de instituciones estatales destinados a la cultura entre el 2022 y el 2023.

Por Lorena Falconí*/ @lorenafalconi

El dinero público que se destinará en el 2023 a ciertas instituciones culturales en el Ecuador es presentado en la Proforma del Presupuesto General del Estado, emitida por el Ministerio de Economía y Finanzas. Uno de los organismos que más interés suscita es el Ministerio de Cultura y Patrimonio, justamente por ser la entidad rectora del Sistema Nacional de Cultura. Para el 2023 este ministerio contará con más de USD 18 millones de presupuesto frente a los cerca de USD 19 millones del año 2022, es decir, un decrecimiento del 7.10%. Ante esta reducción, el economista, escritor y gestor cultural Daniel Cantos Colmont manifesta que “cualquier baja (en el presupuesto) significa menos recursos, si a esto le agregamos el índice de inflación (4%), significa que se podrá gastar menos aún, deberán recortar aunque por suerte no mucho, pero no podrán invertir en nada nuevo.”. 

Es decir, con esta rebaja se vería comprometida una de las competencias del Ministerio de Cultura para “ (…) la formulación, ejecución, monitoreo y evaluación de las políticas públicas, planes, programas y proyectos” tal como consta en el artículo 25 de la Ley Orgánica de Cultura. Esto podría ser especialmente preocupante, ya que en los últimos años hemos visto que algunos de los programas icónicos de su gestión han dejado de operar, como por ejemplo, el Plan Nacional del Libro y la Lectura ‘José de la Cuadra’.

Menos dinero para el Ministerio de Cultura y Patrimonio

El decrecimiento en el presupuesto del 2022 y en la proforma del 2023 no es un hecho aislado; esta tendencia está presente desde el año 2017 como se muestra en el porcentaje de variación de la siguiente tabla:  

Tomado del artículo de investigación Pandemia y renovación política: Ejes cartesianos de la cultura en Ecuador en 2021 del texto Observar la Cultura: Estructuras, crisis y pandemia, por P. Cardoso, 2022. UArtes Ediciones.

Ante esta circunstancia, consultamos a la ex Viceministra de Cultura y Ministra encargada, Ana Rodríguez, su visión sobre las principales dificultades presupuestarias que enfrentó durante el período 2015-2016. Dos hechos marcaron su gestión: el descenso abrupto del precio del petróleo y el terremoto de abril del 2016. Este último “suscitó medidas económicas, leyes específicas que permitieron un mejoramiento de esa liquidez y de las asignaciones presupuestarias y de la reactivación económica (…)”, lo que concuerda con el incremento del 2% reflejado en el presupuesto (véase la Tabla 1). 

Sin embargo, y en medio de ese contexto, se notó de todas formas la falta de institucionalidad en el sector cultural para garantizar los recursos mínimos en el presupuesto. Un punto de quiebre lo constituyó la Ley de Cultura del 2016 que apareció como un camino favorable para la institucionalización del Sistema Nacional de Cultura y la definición de las competencias de los organismos ejecutores como el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, las Casas de la Cultura y otras entidades, es decir, para garantizar -ahora sí- la asignación y ejecución del dinero para el sector. 

No obstante, Rodríguez considera que la Ley de Cultura no se cumple plenamente. Al respecto añade que quizás el problema radica en el modelo de cultura en el Ecuador “de alta descentralización y baja desconcentración, pero que no ha sido estudiado a profundidad para sostener los niveles desconcentrados en territorio, como las Casas de la Cultura, y la capacidad de los GADs de ejecutar presupuestos de cultura para dinamización del sector en el territorio”. En definitiva, la ex funcionaria considera que la evidente reducción sistemática de los presupuestos, a pesar de la vigencia de una Ley de Cultura, hace patente la falta de importancia  del campo cultural con relación a otras áreas de la gestión pública.

Presupuestos en GADs: La Secretaría de Cultura del Municipio  de Quito

Durante el 2do Encuentro de Políticas y Economía de la Cultura realizado en Quito del 20 al 23 de septiembre de este año, se resaltó el rol de los GAD municipales como actores sustanciales en lo que respecta a inversión en cultura, como parte del Sistema Nacional de Cultura según la Ley Orgánica del 2016 y específicamente, según lo señalado en el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (COOTAD) en su artículo 54: “Promover y patrocinar las culturas, las artes, actividades deportivas y recreativas en beneficio de la colectividad del cantón. 

Lucía Durán, ex Secretaría de Cultura del Distrito Metropolitano de Quito en el 2009 -y quien inauguró dicha instancia-, destacó que, en su período, además de otras estrategias, se dejó estructurado un Fondo Distrital de Cultura con ejes tales como cultura viva en el territorio, ciudad intercultural, memoria social, con el fin de recaudar dinero a través de impuestos mínimos a la construcción en la ciudad y así alimentar un fondo de forma permanente. En la actualidad, de ese mecanismo ya no se ha vuelto a hablar.

Por su parte, el actual Secretario de Cultura de Quito, Juan Martín Cueva puso de relieve un borrador de ordenanza que reposa en la Comisión de Cultura del Municipio acerca del uso y acceso del espacio público para las artes, la cultura y el patrimonio, así como también mencionó la “eventitis” como la percepción que un fragmento de la ciudadanía ha tenido en estos últimos años del municipio en cuanto a su gestión, esto es, financiar únicamente presentaciones musicales de tarima durante las fiestas de la capital. Por ello, reconoció la dificultad relacional con los procesos y dinámicas de los colectivos independientes debido a la ausencia de un marco legal para la contratación pública, por ejemplo. Aún queda un largo trecho que recorrer en términos de mejoras de las normativas y de las prioridades a la hora de ejecutar los presupuestos. 

Presupuestos para otras instituciones culturales 

La Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión recibirá en el 2023 USD 12 millones, que corresponde a un 17.70% menos en relación al año 2022, por lo tanto, se podría complicar por ejemplo, la posibilidad de gestionar bienes y servicios culturales y patrimoniales en los diferentes equipamientos culturales. Así mismo, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) se quedaría con un total USD 5 millones aproximadamente para el 2023, lo que se traduce en una variación relativa del 7.02%, es decir, menos dinero para gastar que en el 2022. 

No obstante, existe una sola institución cultural que sí prevé un pequeñísimo aumento correspondiente al 0.77% para el 2023: el Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación (IFCI) que contará con un poco más de USD 9 millones (véase la Tabla 2). Es preciso mencionar que esta instancia es el resultado de una fusión- vía Decreto 1039- entre el Instituto de Cine y Creación Audiovisual (ICCA) y el Instituto de Fomento de la Artes, Innovación y Creatividad (IFAIC) realizada durante el período del ex presidente Lenín Moreno. Sin embargo, algunos cineastas rechazan esta medida debido a que la consideran “inconstitucional”.

Tabla 2: Reducción de presupuestos – proforma 2023 y variaciones

Fuente: Elaboración propia basada en la proforma del Presupuesto General del Estado, reporte consolidado comparativo, por entidad, gastos (US dólares) Ejercicio: 2023

Considerando que la Administración pública es el aparato administrativo encargado de aplicar las leyes (Gari y Prados, 2018) y que en la Constitución de la República del Ecuador del 2008 en su Artículo 380, literal 8, se afirma que se deben garantizar los fondos suficientes y oportunos para ejecutar la política cultural, la limitación del dinero evidenciaría que en organismos como en el Ministerio de Cultura, la Casa de la Cultura Ecuatoriana, los Institutos y GADS municipales, se restringiría su capacidad de respuesta y por lógica, su capacidad administrativa y de gestión. Las consecuencias de estas reducciones para el sector cultural son obvias: menos posibilidades de formulación, monitoreo y evaluación de políticas públicas que tengan relación con las culturas en el Ecuador. 

A este paso, tal parece que la intención es facilitar que: “El fenómeno de la globalización actual, en su afán de unificar los mercados, está poniendo en peligro las variedades culturales, su identidad, además de deteriorar su capacidad creativa”, tal como lo expresa el intelectual surcoreano Ko Un. 

*Lorena Falconí (1982). Gestora cultural y jazz lover. Colaboradora del Observatorio de Políticas y Economía de la Cultura.

*Las opiniones expresadas en este texto son de exclusiva responsabilidad de su autora y no representan la posición del Observatorio.

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